De todo menos castañas. Eso es lo que se encontraron ayer los asistentes a la última jornada del XVIII Certamen Exposición de la Castaña Valduna celebrado en Santullano, la capital del concejo de Las Regueras. En los puestos instalados en el mercado tradicional que cada año se desarrolla en la pista cubierta del colegio Príncipe Felipe había nueces, miel, artesanía tradicional de todo tipo, infinidad de postres y hasta plantas ornamentales, pero la verdadera protagonista, uno de los tesoros de Las Regueras, brilló por su ausencia. "Debo ser de las pocas que tengo castañas y no son ni siquiera valdunas. Las pocas que tenía las vendí ayer -por el viernes- y ya no hay ni una sola en todo el recinto", explicaba Amelia Fernández a eso de las doce y media del día.

La castaña valduna destaca por ser grande, brillante y con un sabor que la distingue por encima del resto de variedades de su especie, pero entre sus muchas virtudes no se encuentra la de luchar contra los agentes externos. "La castaña necesita un golpín de agua después del verano, como las flores, y si no llueve se marchitan. Con temperaturas de 28 grados en octubre es normal que haya escasez", explica Paco Valdés, que, al igual que otros vecinos del municipio, iba a ser distinguido ayer por su labor en el proyecto liderado por el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida) para mantener la castaña valduna mediante repoblación con esquejes autóctonos en la zona de Las Ablanosas.

"Este año hay muchas menos castañas, son más pequeñas y están más agusanadas", señala Marta Ciordia, que es técnico del Serida y ayer estaba en Santullano con su compañero Moisés Fernandes para disfrutar de la fiesta, junto a la alcaldesa socialista Maribel Méndez y varios miembros de la Corporación municipal. "El problema no es sólo el clima. Los montes deberían estar más cuidados y habría que impulsar plantaciones nuevas para darle un tratamiento frutal a la especie y aprovechar todo el potencial que tiene, que es muchísima", asegura Ciordia. Otros de los problemas que afectan a la producción de castañas, además de la sequía, son las plagas como la de la avispilla del castaño -el insecto deposita las larvas en las yemas y hojas del árbol, impidiendo que salgan frutos e incluso puede causar la muerte del árbol- y la escasa explotación del producto que hay en Asturias, a pesar de ser la región con mayor masa de castaños de toda España.

Dieta diaria

Paulino Valdés, que lleva 47 años viviendo en la parroquia de Ania, no recuerda un año con tanta escasez de castaña valduna. "Hay años malos, pero no tanto como este. Pero es que ahora nadie se preocupa de las castañas. Antes formaban parte de nuestra dieta casi diaria y ahora ya nadie les da importancia", afirma. Quien si tenía castañas, aunque no valdunas, era Ángel Alonso, que se esmeraba en asar y servir a los integrantes de la larga cola que esperaba por el producto. Un vaso de plástico lleno de castañas a un euro. "No se si habrá muchas o pocas, ni si estas son valdunas, pero la verdad es que están riquísimas", decía Pilar Martínez, que ayer pasó la mañana en Santullano junto a su familia.

La edición de este año del Certamen Exposición de la Castaña Valduna se cerró con un taller infantil sobre "Costumbres y labores de antaño", a cargo de Pilar Vega, y con la entrega de los premios a los participantes en el concurso de lotes de castaña valduna. A lo largo del día también hubo juegos populares y mucha fiesta, todo ello amenizado por la música de la Asociación de Baile y Música Tradicional "La Xordia".