Su nombre científico es "Brugmansia arborea", pero se le conoce comúnmente como floripondio, trompetero o árbol de las trompetas. Puede llegar a alcanzar los siete metros de altura y el atractivo de sus flores -con forma de campana o trompeta- la convierten en un reclamo goloso desde el punto de vista ornamental, por eso está muy presente en los jardines de Oviedo y en los de toda Asturias, sobre todo en las casas particulares. Pero detrás de esa atractiva presencia se esconde un peligro ignorado por la mayoría de los que las plantan: sus órganos contienen escopolamina, la sustancia conocida popularmente como burundanga, que posee el poder de eliminar la voluntad de las personas y hace perder la memoria a los que la consumen durante el tiempo que duran sus efectos. La burundanga ya ha sido bautizada como "la droga de los violadores" y, según algunos estudios, podría estar detrás del 30 por ciento de las agresiones sexuales registradas en España el año pasado