Un auténtico enamorado de la montaña, muy cariñoso con los suyos y "oviedista a tope", de esos a los que se le quita el hambre cuando el equipo azul no consigue la victoria. Esos son sólo algunos de los muchos recuerdos que ha dejado en sus hijas José Ramón Marina Luis, el veterano montañero que perdió la vida el martes tras ser arrollado por un tren de cercanías junto al apeadero de Las Segadas. Tenía 90 años de edad y el convoy le pasó por encima cuando se disponía a cruzar al otro lado del andén para volver a Oviedo tras pasar la mañana en una huerta que cultivaba en la finca familiar de Las Segadas de Arriba. Un accidente fatal. "Cualquier montaña que miremos a partir de ahora nos recordará a él. Verá las cimas desde el cielo", dice su hija Montserrat Marina.

Desde primeras horas de la mañana, la sala número 14 del tanatorio de Los Arenales se convirtió en un ir y venir de amigos y familiares que se acercaron a despedir al fallecido, un hombre que aún conservaba buenas facultades físicas a pesar de su edad. "Estaba sano y tenía muchas ganas de hacer cosas. A la huerta iba siempre que se lo permitía el tiempo porque le gustaba mucho, pero lo que no se perdía por nada del mundo era su salida semanal a la montaña", afirma su otra hija, María Marina. Su padre era natural de Piloña, pero se instaló en Oviedo cuando tenía catorce años, "después de la Guerra". Llevaba "una vida muy sana" y formaba parte del Grupo de Montañeros Vetusta desde 1974, donde llegó a formar parte de la directiva. El día del trágico accidente no llevaba el DNI, pero los agentes descubrieron su identidad gracias a que portaba el carnet de montañero veterano.

Fueron muchos los deportistas y aficionados a la montaña que acudieron ayer a darle el último adiós a José Ramón Marina Luis. "Como persona era fantástico y como montañero era durísimo. Aún salía al monte con frecuencia. Su historial de ascensiones es amplísimo. Había recorrido casi todos las cordilleras, cordales y sierras de Asturias y de provincias como Cantabria, León y Lugo. Era un verdadero especialista en las zonas de Ubiña, Somiedo y Caso", explica Jesús Llavona, que fue presidente hasta abril del grupo de montaña al que pertenecía el fallecido. Fernando Collía, otro de sus amigos, recuerda lo orgulloso que estaba Marina de una ascensión que hicieron juntos a Los Fontanes (2.417 metros), en Las Ubiñas, en el año 1975. "No se le resistía nada", afirma Collía. Juan Rionda, presidente de la Federación de Montaña del Principado de Asturias, también estuvo con la familia. "Hizo mucho por nuestro deporte", dice.

El funeral por el eterno descanso de José Ramón Marina se celebró a las siete de la tarde en la parroquia de San Pablo de la Argañosa, donde se juntaron decenas de personas. "Espero que Dios os de la fortaleza que tenía vuestro padre. Ahora ya está en la cima de todas las montañas", dijo el padre Julián Corral, amigo personal del fallecido, dirigiéndose a las hijas y a la mujer del veterano montañero. En la misa también participó el párroco de San Pablo, Antonio Vázquez.