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Aprendices de todo en las bambalinas del Campoamor

Seis estudiantes de varios puntos de España y un italiano hacen prácticas como becarios de distintas disciplinas durante la temporada lírica ovetense

Víctor Gallego MIKI LÓPEZ

Todos habían asistido a varias óperas, todos eran espectadores emocionados y asiduos pero ninguno se podía imaginar todo lo que hay detrás. Son los becarios que anualmente trabajan en la Fundación Ópera de Oviedo y que ayudan a sacar adelante una de las temporadas más importantes de España. Caminan por los entresijos del Teatro Campoamor como si llevasen toda la vida en ese mundo tan extraño y sorprendente.

Participan en todos y cada uno de los pasos que se dan antes de que los cantantes salgan al escenario.

Gaetano Ferrara llegó desde Nápoles con el poco español que había estudiado por su cuenta. En el camerino número 9 del Campoamor, "vestuario mujeres" reza el cartel de la puerta, Gaetano confiesa que "en la ópera está todo lo que necesito". Nacido en Sapri, cerca de Palermo, con tan sólo 21 años tiene estudios universitarios de música, gestión cultural y dirección de escena. El pasado mes de junio cerró una etapa de 10 meses como Erasmus en Viena pero aún le quedaban otros dos meses para completar la beca así que escribió a numerosos teatros de España y sólo le contestaron desde el Campoamor.

Ferrara hace prácticas de dirección de escena pero nada de la ópera le es ajeno, le gusta todo, "desde la oficina, la regiduría, la música, la escena, la organización".

Ha participado en la producción "L'Elissir d'amore" que estos días se representa en el Campoamor. "Había estudiado mucho pero nunca lo había visto en directo y en Oviedo he podido ver la sensibilidad, el arte y la técnica que se unen en una ópera". Es su forma de resumir lo que llama "un gran crecimiento artístico" y en el que incluye "poder hablar con los cantantes y con el director pero también con la gente de maquillaje y caracterización". Lo de hablar se le da bien, domina, con sus cosas, el castellano, y se apaña "en esta torre de Babel que es el Campoamor, en la que se hablan un montón de idiomas al mismo tiempo". Para este joven italiano, los pasillos del teatro se convierten, en lo que respecta al lenguaje, "en una especie de "El Nombre de la Rosa"".

Alicia García, de 22 años y estudiante del máster de Patrimonio Musical de la Universidad de Oviedo, sabe de lo que habla su compañero. Su objetivo es ser "sobretituladora", que "no se trata de hacer una traducción directa del libreto sino una interpretación" que es la que los espectadores pueden leer en los luminosos del teatro durante la representación. Alicia lleva sólo 15 días de becaria en la Ópera de Oviedo pero "desde los seis años ya estaba metida en el mundo del teatro y de la escena". En estas dos semanas ya se lleva sensaciones muy gratas como "ver cómo funciona una ópera desde dentro", pero en especial "el ambiente de trabajo y que me dejen trabajar".

Más experiencia tiene Antonio Romero, y también más años, 30. Ha llegado a Oviedo desde Granada, donde realizó estudios de Marketing. Trabajó durante años en el Liceo ya que en Barcelona hizo el máster en gestión cultural. Ahora prepara en la ciudad el lanzamiento de "Fuente Ovejuna" para el próximo año, en todo lo relacionado con marketing y promoción pero para llegar hasta ahí el camino ha sido muy largo. "Empecé en el teatro desde abajo, cargando y descargando camiones, luego pasé a auxiliar de escenario y trabajé en utilería y acabé en regiduría del Liceo". La crisis económica le llevó a tomar la decisión de ampliar sus estudios y regresó a su Jerez natal para adentrarse en el mundo del marketing, una cosa llevó a la otra y acabó en Granada estudiando gestión cultural. Con ese curriculum viajó a Oviedo "porque tiene una de las temporadas de ópera más potentes de España " y porque "en teatros como el Liceo o el Real de Madrid hay demasiado equipo, demasiada gente y no aprendes tanto ni puedes trabajar tan de cerca con los profesionales como aquí".

Esa relación con el equipo de la Fundación Ópera de Oviedo la destaca también Víctor Gallego. Lo hace mientras muestra en su teléfono móvil un vídeo de un descanso de la ópera en el que la soprano ovetense María José Suárez y parte del coro se arrancan por "Alaska y los Pegamoides". Ese ambiente "es impagable". Víctor trabaja directamente con Patricia Cuesta, responsable de la coordinación artística. "Hablo con los cantantes, con sus representantes y estoy pendiente de que tengan todo lo que necesiten", pero además también ayuda a Cuesta en la preparación de las audiciones de nuevos cantantes, algo que le entusiasma. "Es impresionante como en la Ópera de Oviedo se atienden todas las solicitudes de audiciones", resalta. De esas audiciones salen en muchas ocasiones los cantantes del segundo reparto de alguno de los títulos de la temporada, "y quien ha cantado en Oviedo tiene muchas posibilidades de trabajar en otros teatros", asegura Gallego.

Su "tutora" es Patricia Cuesta pero el entusiasmo de Víctor Gallego es tal que también se ofrece voluntario para cualquier tarea que sea necesaria en la oficina o en el teatro y así también echa una mano a Marioli Álvarez Tejedor, jefa de producción.

Esther del Mazo, la más joven del grupo con 20 años, es alumna de Arquitectura Efímera en la Escuela de Arte de Gijón. Ha trabajado en Oviedo en la producción "Il Trovatore" y reconoce, aunque a ella no le ocurre, "vista desde fuera la ópera puede parecer un aburrimiento" pero por dentro "es apasionante". A Esther le sorprendió muchísimo "la capacidad del equipo para conjugar todos los aspectos que están implicados en una ópera" y que todo salga bien. "Hay mucho mundo detrás", dice, y parte de ese mundo le era completamente desconocido hasta que subió a la parte trasera del escenario y empezó a preguntar por todo. Otra sorpresa "todo el mundo le respondía.

Delante y detrás del escenario trabaja también estos días Jorge Chapado, ayudante de iluminación procedente del Instituto Aramo de Oviedo. Y bajo ese escenario, en los camerinos, se apura Lucía Prida en una de los trabajos más importantes, la caracterización, el maquillaje y la peluquería del reparto de la ópera.

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