La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

AINHOA ARTETA | Soprano, prepara su debut en Oviedo como la Maddalena de "Andrea Chénier"

"Esta 'Andrea Chénier' será uno de los papeles más importantes de mi carrera"

"Tengo compañeros que lo están pasando muy mal, que pasan hambre, y todo porque hay teatros que no dan oportunidades a la gente de aquí"

Ainhoa Arteta, en Oviedo. MIKI LÓPEZ

La soprano Ainhoa Arteta (Tolosa, 1964), una de las mujeres más internacionales de la lírica española, debuta el próximo mes de diciembre en la ópera "Andrea Chénier", en la que también participarán el tenor Jorge de León y el barítono Carlos Álvarez. Este cuarto título de la Temporada de la Ópera de Oviedo, que se estrena el jueves 7, supone para Arteta su debut como Maddalena.

- Qué le aporta el rol de Maddalena a su carrera?

-Es un papel que ahora estoy empezando a entender. Una joya. Cuando uno empieza a preparar un personaje no sabe realmente hasta qué punto va a llegar a entenderlo a nivel psicológico. Lo que realmente me conmueve del rol de Maddalena es que toca una parte muy íntima, y en la que yo más creo en mi vida personal, que es el amor del alma, el que yo siempre digo que es el de verdad, el que nunca muere. Esta ópera representa el amor en todas sus facetas, el amor a la patria y el amor del corazón, y aunque suene paradójico, cuando más se necesita es en tiempos de conflicto. Esta ópera se ambienta en la Revolución Francesa y rodaban cabezas, así que todo esto está.

- ¿Y en el ámbito vocal?

-Todos los personajes que he llevado a la escena durante todo este tiempo en mi carrera son aquellos en los que yo veo que puedo dar aún más de aquello que se me exige. Nunca me quedo con un rol que exige todo de mí vocalmente, porque podría ser peligroso. Hacía tiempo que venía preparándome para afrontarlo, si bien no estudiándolo completo, sí su aria más famosa. Creía que era un papel que podía encajar en mi vocalidad. Pero ahora que ya es inminente el hecho de ponerlo en escena creo que será uno de los más importantes de mi carrera. Y no sólo musicalmente, también desde el punto de vista interpretativo.

- ¿Cómo afronta este debut?

-Junto a dos grandes amigos, como son Jorge de León y Carlos Álvarez, que son dos tigres que conocen muy bien sus papeles, pero creo eso me motiva aún más.

- ¿Cuánto tarda en preparar un nuevo papel como éste?

-Lo voy a confesar, estoy preparándolo aquí en Oviedo. Y por eso quedo todos los días junto a la pianista acompañante una hora antes de que empiecen oficialmente los ensayos. He de decir que este tipo de trabajo lo puedo llevar a cabo aquí en la Ópera de Oviedo porque me tratan genial, pero no es algo que se pueda hacer en otros teatros del mundo. El problema que yo tengo a día de hoy es que todo mi repertorio es nuevo, porque mi voz ha cambiado hacia un perfil de soprano lírico-spinto, y asumo roles de enorme exigencia. No obstante, el mayor reto vino hace dos años cuando tuve que estrenar ocho nuevos personajes el mismo año. Normalmente, aprender un papel te puede llevar un mes. Luego, desarrollarlo lleva más tiempo, pero he de decir que la experiencia teatral y la que te aporta la propia vida ayuda mucho.

- ¿Qué puede adelantar de la dirección escénica?

-No conocía a Alfonso Romero, nunca había trabajado con él, pero me gusta mucho porque hablamos largo y tendido de cada uno de los personajes y hay mucha comunicación entre ambos. No buscamos una Maddalena de gestos grandes, más bien una mujer vivida y sufrida, y en este sentido coincido con él porque a mí también me sale así. "La mamma morta" debe ser algo extremo en el plano del dolor. No queremos llegar a sobreactuar lo que ocurre en esta ópera. Por ejemplo, eso se hace patente a la hora de afrontar la muerte de Maddalena y Chénier en la guillotina no como un momento de éxtasis, sino como algo más verídico. Aunque en este caso no se ve la guillotina. Por el contrario, habrá una luz blanca hacia la que caminan los dos.

- Usted es bastante escéptica con el tema catalán, y así lo dejó patente en su último recital en el Teatro de la Zarzuela.

-Sí. A estas alturas de mi vida ya no me callo muchas cosas y además soy vasca, así que he vivido mucho. Este problema catalán al principio me daba mucha tristeza, no llegaba a entenderlo, porque creo además que es algo que ni toca en este momento. Lo podría entender en una sociedad donde verdaderamente hay una represión brutal, pero no es nuestro caso porque estamos viviendo muy bien, por lo que yo creo que es buscarse un problema donde no lo hay. Después de la tristeza vino la rabia, porque los políticos han instrumentalizado a todos aquellos que creían en la independencia para beneficiarse económica y personalmente, poniendo además en riesgo a un país entero. Esto lo digo como vasca que soy y porque nosotros sufrimos el impuesto revolucionario, que yo me negué a pagar y denuncié. Después, resulta que los políticos que deben dar ejemplo tienen su dinero en paraísos fiscales y evaden impuestos con los que contribuirían a mejorar la vida del país.

- ¿Y cuál es su percepción de la actualidad de España desde el plano artístico?

-Tenemos muchas posibilidades culturales. Faltan ideas para explotar como debemos nuestro riquísimo patrimonio. Muchos países darían cualquier cosa por contar con algo así. Y después en el terreno musical, he de decir que se ha gastado mucho dinero en construir teatros y auditorios, muchas veces para llenarlos con gente extranjera. Hay una medida que existe en otros países por la que el 30 por ciento de los artistas de un teatro tienen que ser de ese país, y a mí personalmente me parece muy acertada. Tengo colegas de profesión que lo están pasando muy mal, que pasan hambre, y todo porque desde las directivas de algunos teatros no se da oportunidad a la gente de aquí. He de decir, que hoy en día hay una generación de artistas españoles que están siendo ignorados por los dos teatros más importantes de España. Estamos hablando de gente de mucho talento que al final termina buscándose la vida en el extranjero y luego pueden volver, pero ese no debería ser el camino. España tiene que proteger a sus artistas.

Compartir el artículo

stats