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Los Sábados, Fontán

La primera fábrica de armas de Oviedo

El palacio del Marqués de San Feliz fue centro de distribución de armamento

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Museo de las Armas de la Fábrica de la Vega

El Fontán siempre se ha relacionado con el trabajo artesano, con los gremios de zapateros y las vendedoras de productos de la huerta. Pero también fue el gran centro armamentístico de Oviedo durante más de medio siglo, entre 1794 y 1856.

El palacio del Duque del Parque, hoy conocido como del Marqués de San Feliz, ubicado en la Plaza Porlier, fue durante ese periodo la sede de la fábrica de armas de Oviedo.

El funcionamiento no tenía nada que ver con la industria actual sino que el palacio era el centro de recepción y distribución tanto de los materiales como de las armas ya elaboradas.

Artemio Mortera, presidente de ARAMA (Asociación para la Recuperación de la Arquitectura Militar Asturiana), es un gran experto en armas y apasionado de la industria militar. "Eran los artesanos de los distintos gremios los que fabricaban las piezas", relata. Esos artesanos recogían cada uno de ellos el material, hierro, madera o cualquier otro producto que necesitase en el palacio y allí volvía con la pieza que había fabricado en su taller o en su propia casa. En las dependencias del palacio se montaban las armas con todo lo que habían llevado los artesanos y se realizaba un control de calidad; allí mismo había un almacén desde donde se distribuían a los distintos clientes.

Esos artesanos no eran ovetenses, ni siquiera asturianos. Eran vascos que habían llegado a Oviedo ese mismo año. Llegaron a la ciudad en tres andanadas, los primeros en enero de 1974. Mortera detalla un viaje "lleno de penurias". "Venían andando desde el País Vasco con sus familias y sin nada más, en pleno invierno". Fueron tres viajes que trajeron a Asturias alrededor de 1.500 personas. "Se distribuyeron entre Oviedo, Mieres, Trubia y Grado", explica el experto.

Su llegada se debió a que la inminente Guerra de la Independencia quería alejar de Francia la fabricación de armas y por eso se trasladó a Asturias desde el País Vasco. Artemio Mortera describe que "los ovetenses no los recibieron bien, no les gustó que llegasen aquellas personas caminando en pleno invierno" a aumentar en un 10 por ciento la población de Oviedo, "de ahí vienen muchos apellidos vascos de la ciudad".

Aquellos tres viajes de artesanos vascos que se instalaron en el entorno del Fontán para montar sus pequeños talleres y así proveer de piezas a la "factoría" del palacio del Duque del Parque, supusieron el inicio de la industria armamentística de Oviedo. En 1856 la producción era tan grande que se optó por el traslado al monasterio de La Vega.

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