La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Oviedo se reinventa con arte

Exposiciones en una vitrina, oficinas de proyectos artísticos y espacios multidisciplinares sustituyen a las galerías tradicionales

Carmen Santamarina, a la izquierda, y Mónica de Juan, en "Vitrina Dolsé". Luisma Murias

Hay un Oviedo escondido, un Oviedo artístico que se oculta, para mostrarse en rincones secretos de la ciudad, en espacios que van del mito a lo mágico y, precisamente, esos lugares casi ocultos, casi desconocidos incluso para el ovetense avezado, están sirviendo para que el arte plástico de la ciudad tome un nuevo impulso.

Se acabó el tiempo de las "galerías-catedral", un acertado término que utiliza Guillermina Caicoya, una de las más expertas y veteranas galeristas del Principado. Ahora, lo que se busca es romper aquella frialdad que se convertía en un invisible muro que dejaba paralizado a todo aquel que sentía la tentación de entrar en una galería. Se trata de romper barreras a través de nuevos espacios.

En el número 11 de la calle Principado un cartel indica "Caicoya art projects" e invita a entrar, pero invita de verdad. Sólo el acceso ya es toda una experiencia que apetece vivir. El número 11 de la calle Principado es el único portal de Oviedo que mantiene la antigua entrada de caballerías. Un espacio amplio, noble y antiguo que da acceso al edificio. En la planta baja, la que fue vivienda del portero -techos altos y suelos antiguos- está el nuevo espacio de Guillermina Caicoya. Pasó de los 350 metros cuadrados que tenía su galería de la calle Asturias a dos espacios de 10 y 11 metros cuadrados, respectivamente. Todo es mucho más cercano, más acogedor. Mientras el visitante contempla la obra limpia y detallista de Mónica Dixon colgada en las paredes, la galerista trabaja en sus proyectos en una mesa de cristal en medio de la habitación. Si es necesario se retira a otro despacho. Guillermina llegó a este espacio tras comprobar que "la gente no va a las galerías" y aquí, en estas dos pequeñas habitaciones, en su oficina de proyectos, trabaja más cómoda y ha visto como el público se acerca más. Y a los artistas "les encanta el espacio". Las inauguraciones se hacen en el portal del edificio, lo que permite conocer no sólo la obra sino una de las joyas arquitectónicas de Oviedo, uno de esos espacios que pasan desapercibidos al caminante y que forman parte de historia de la ciudad.

En la calle Asturias, precisamente donde Caicoya estuvo desde 1982 a 2014, acaba de abrir su galería Joaquín Bango. Tiene 25 años y se ha arriesgado con una pequeña galería en el número dos de la calle. Nada es nuevo para él ya que se crió en estos locales. Hijo de Alicia Bango e Iván Dastoviza, desde pequeño correteó entre cuadros, primero como juego y luego ayudando en la gestión. El chaval ha decidido lanzarse a la piscina y abrir un nuevo espacio. Por edad, por formación y por gustos, Joaquín no se ha quedado solo en la idea de una galería convencional.

Ha desarrollado el "proyecto lanzadera" que "pretende impulsar el arte joven". Ofrecerá a artistas amateurs la posibilidad de mostrar y explicar su obra. "Habrá charlas con los artistas y sus trabajos se expondrán durante una semana", detalla Bango. Y lo más importante para los que empiezan: no tendrán que pagar.

Mientras explica ilusionado sus proyectos de futuro llega a la galería Kiko Urrusti. Bromista, el escultor anuncia: "traigo dos llaverinos". Dos preciosas piezas de hierro bastante más grandes y pesadas que un llavero, recién salidas de su taller y que se expondrán en la Galería Bango de la calle Asturias.

Llaverinos convertidos en arte, sí, que se podrían mostrar en el que posiblemente sea el espacio expositivo más pequeño de Oviedo, una de las vitrinas del pasadizo que da acceso a Dolsé, el antiguo estudio fotográfico del número 4 de la calle Mendizabal. Una cristalera de 1,80 x 1,50 x 0,30 metros, en la que el jueves se inauguró la exposición "Cultivos", de Carmen Santamarina.

¿Quién en Oviedo no ha ido a las vitrinas de Dolsé a ver su orla o a cotillear con la de sus amigos? Ese concepto de mostrar algo es lo que llamó la atención de Mónica de Juan, que propuso el proyecto "Vitrina Dolsé" a los propietarios del negocio, ahora tienda de antigüedades.

La sevillana Beatriz Barrera, dueña del negocio, ve en el pasado de esas vitrinas "el facebook de la época". Ese pasadizo es otro de los rincones con encanto de Oviedo en los que ahora muestra un arte pequeño de tamaño y de precio, pero grande de concepto y pasión.

Pasión es también lo que llevó a Marta Fermín a dejar un trabajo estable en Litografía Viña y alquilar lo que entonces era un bajo cochambroso en Oviedo, "una apuesta vital porque confío en el arte". Otro lugar mágico, en la Calleja de la Ciega, con acceso más prosaico por el número 8 de la calle Martínez Vigil.

"De Cero, espacio creativo" es mucho más que una sala de exposiciones. Mientras se contempla una muestra también se puede ver a los artistas elaborando sus piezas o participar en un taller de grabado, de cerámica o de fotografía. Ahora, aquel bajo inmundo es un canto al amor al arte que empezó de cero.

Compartir el artículo

stats