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Los Sábados, Fontán

La plaza que construyó el pueblo

Los ovetenses desecaron durante un siglo la laguna del casco antiguo

David Estévez, ayer, bajo los arcos de la plaza del Fontán. LUISMA MURIAS

¿Vamos a pasar por esa plaza en la que hay un mercado? Es una pregunta recurrente de los turistas que llegan a Oviedo y a los que David Estevez enseña la ciudad. Todos preguntan por el Fontán, todos quieren ir y todos se sorprenden de que el mercadillo esté instalado a diario.

Estevez, guía turístico acreditado, lleva quince años con su empresa "Tique, turismo cultural", y no sabe cuantas veces ha enseñado El Fontán a grupos de turistas. Son tantas que tiene varios discursos según el tipo de cliente. Está la visita estándar, el Fontán literario o el escultórico pero siempre hay elementos comunes.

El Fontán es el punto final de las visitas turísticas y David Estevez ya va avanzando algunas cuestiones desde la plaza del Ayuntamiento. El recorrido se centra en el Oviedo redondo, el que estaba dentro de la muralla, y el Fontán es el final porque como explica el guía a sus clientes "supone el ensanche comercial barroco hacia la Puerta Nueva por la que entraban los peregrinos". La narración se remonta a los orígenes "al cenagal" que los ovetenses desecaron durante todo el siglo XVI. Los documentos de la época recogen como "so pena de 60 maravedíes, cada familia de Oviedo tenía que echar en la laguna del Fontán una ferrada de tierra a la semana". Así que "el Fontán tal y como lo conocemos ahora no es obra de las autoridades civiles sino del trabajo de los ovetenses a lo largo de todo un siglo", algo que llama la atención del visitante que acompaña a Estevez en sus recorridos turísticos por la ciudad. Ese crecimiento, ese ensanche barroco, se desarrollo hacia el sur, como todos los crecimientos urbanísticos de las ciudades que buscan las zonas más soleadas. Fue el primer crecimiento de Oviedo fuera de la muralla.

Una vez desecada la laguna que inundaba la zona hasta la calle Magdalena poco a poco se fueron instalando comerciantes de manera puntual y más tarde de forma definitiva. El Fontán era ya entonces centro comercial y lugar de tránsito. La plaza que conocieron los ovetenses se construyó a finales del siglo XVIII cuando los comerciantes piden ya un espacio para instalarse. Y es la plaza que conocieron los ovetenses de más de 20 años porque como David Estevez puntualiza a los turistas "lo que vemos ahora es una recreación de 1.999, no una reconstrucción". El Fontán está construido en pendiente y en un primer momento las casas solo tenían un piso. Se fueron levantando más plantas "y las columnas sufrieron mucho" así que en la última década del siglo pasado hubo que apuntalarlo. En el recorrido se muestra lo poco que queda de la construcción original, "las columnas de los arcos de Casa Ramón y una viga azul en la misma zona que es del siglo XVIII y que aún conserva los números romanos", revela el guía.

Conocida la historia los turistas se llevan también en la retina la placa que recuerda la visita de la compañía La Barraca de Federico García Lorca en 1932. Este recordatorio sirve a Estevez para explicar "la historia del Fontán como corrala, como escenario teatral para el público que no se podía permitir ir al teatro". Y junto a la placa, la escultura de "La Bella Lola", que muchos turistas reconocen al ser una réplica exacta de la pieza que se encuentra en el paseo marítimo de Torrevieja.

La visita termina con referencias gastronómicas. Los turistas reciben una indicación por parte del guía, " que visiten el mercado y que se empapen de sabores, olores y colores".

La hostelería de la plaza sirve para explicar también la tradición de la sidra y tomar un culete para reponer fuerzas.

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