Hay personas que por su trabajo y su dedicación desinteresada hacia los demás se ganan el respeto de toda una ciudad. La Federación de Asociaciones de Vecinos de Oviedo ( Favo) distinguirá el miércoles a tres de ellas durante la ceremonia de entrega de galardones del "Día del vecino 2017", un acto que tendrá lugar a las siete de la tarde en el palacete de la calle La Lila. Los premiados de este año son Amelia Santiago Álvarez, Margot Losa García y José Manuel Vega Gutiérrez, conocido cariñosamente en su entorno como Selito.

Amelia Santiago, a la que sus amigos llaman Mely, es una figura histórica de la Asociación de Vecinos "San Francisco Javier" de la Tenderina. "En su puesto de secretaria ha dedicado más de diez años a los vecinos de su barrio. Su trabajo sirvió en su día para que el colectivo al que pertenece pudiese superar el bache que supuso el fallecimiento del presidente fundador, Luciano Rodríguez. Ella, con la ayuda de la viuda, recogió el guante para mantener una asociación con más de ochocientos miembros", explica el presidente de la FAVO, Emilio Peña.

Mely Santiago también fue miembro permanente de la junta directiva de la FAVO durante todo su periodo activo como integrante del movimiento vecinal ovetense. "Estuvo ahí durante los momentos difíciles que atravesó la federación, aportando su experiencia y su disponibilidad, pero hace un poco más de un año la vida cruel, por motivos urgentes de salud familiar, la obligó a dejar todos sus compromisos vecinales", señala Peña. "Pero para nosotros nunca quedó apartada y hemos seguido en contacto con ella, intentando aportarle nuestra amistad y reconocimiento por su implicación en los asuntos vecinales, tanto en su asociación como en la FAVO", añade el presidente para justificar el galardón.

Margot Losa nació en Basauri (Vizcaya) en 1931, pero al estallar la Guerra Civil se trasladó a Olloniego con su familia asturiana, porque su padre se alistó en el ejército republicano. Siempre quiso ser maestra, aunque al final estudió en la Escuela de Comercio de Oviedo. Pero su vocación estaba ahí. Sustituyó en la escuela nacional en Santianes a doña Maruja, que era la maestra titular de la plaza y también a Paquita Llaneza en las escuelas de Olloniego. "Para la mayoría de la gente de Olloniego, por no decir para todos, Margot es el cariño, la tolerancia, la palabra maestra en todo su significado. Pedagogía pura. Aprender con Margot no era una obligación era un placer. Llenaba tu libreta o pizarra de dibujos, te llevaba de excursión o de merienda, como se decía antes", explica Carmen Barbosa, la presidente de la Asociación de Vecinos de Olloniego, entidad que propuso a Margot Losa para el premio.

Según señala Barbosa, la galardonada "se pasó una vida entera dedicada a los niños y todos los que somos de Olloniego hemos pasado por sus clases. Margot, avanzada en su época, no sólo enseñaba a los niños a leer o a escribir, les enseñaba valores humanos. Y a sus últimos alumnos, allá por el final de los ochenta del siglo pasado, además, les enseñaba a freír un huevo, poner la mesa o a coser un botón. Y no me refiero a las niñas. Ella no hacia distinción de género ya por entonces", añade la presidenta.

José Manuel Vega, "Selito", es el último alfarero de Faro, un artesano que con su trabajo y su dedicación ha contribuido a mantener la tradición de esta localidad ovetense. También es una figura fundamental en la lucha por conseguir el Museo de Alfarería, un equipamiento que sigue reivindicando como presidente de la Asociación de Amigos de la Alfarería y que se anunció en su día como un atractivo más del Camino Primitivo de Oviedo a Santiago, vía jacobea declarada este verano Patrimonio de la Humanidad.