"Consumimos cinco gramos -de cocaína- y mucho alcohol desde las siete de la tarde". Así trataron ayer de justificar su agresividad los hermanos acusados del intento de asesinato al portero de un bar del Antiguo al que apuñalaron el 25 de marzo de 2016. El autor confeso de las cuchilladas, F. F. R., adujo ayer, durante el juicio, que había sido atacado por el trabajador con "una botella rajada" y negó en la vista oral que su hermano, A. F. R., hubiera sujetado a la víctima durante la agresión, aunque aseguró "tener recuerdos borrosos" por el efecto de las drogas. Por su parte, el denunciante, afirmó sufrir secuelas psicológicas que le impiden "volver a trabajar por las noches".

Los testimonios de los dos acusados, para los que el fiscal pide diez años de cárcel, siguieron la misma línea. Ambos contaron que comenzaron a beber y a drogarse en torno a las siete de la tarde y que fueron pillados en el baño del bar, en la calle San Antonio, consumiendo cocaína pasadas las cuatro y media de la mañana. No obstante, desmintieron haber tenido un comportamiento violento y adujeron defensa propia. "Me asusté al ver a un hombre tan alto con una botella partida en la mano amenazándome", relató F. F. R., autor reconocido de las puñaladas y que se encuentra en prisión preventiva al contar con antecedentes. Negó la colaboración de su hermano: "Se asustó y se quedó a un lado mirándonos", declaró.

Un testigo contradijo ayer esta versión. "Los dos atacaron al portero porque los pilló en el baño y uno le clavó un cuchillo", sostuvo un joven durante una declaración por videoconferencia.