A Ana Saavedra se le quedó esta tarde cara de póquer al llegar a la puerta principal del Campoamor a las siete menos diez de la tarde después de formar parte de una cola kilométrica. El revisor levantó la mano a modo de stop. "Lo siento, hasta aquí". Esa fue la frase más temida por las personas que esperaron una media de de dos horas largas para ver al Ballet de Moscú sobre hielo. La fila llegó a la altura de la iglesia de San Juan, en Melquiades Álvarez. Unos 1.500 espectadores (el aforo del Campoamor) lograron entrar, pero el resto -centenares¬- se quedó en el intento.

"No hay derecho a esto. Venimos con niños pequeños con una antelación suficiente como para tener sitio. El sistema de acceso gratuito y sin entrada es un sinsentido. Podían haber repartido tiques para no hacer esta cola". Maribel García se quejó amargamente a otros afectados antes de agarrar de la mano a sus dos hijos e irse. Saavedra, a la que le dieron el alto en la puerta en primer lugar, optó por buscar una cafetería en la que tomarse un chocolate con churros junto a los pequeños que la acompañaban, Nico Peña y Mateo Avello, de cuatro y cinco años. "Yo aguanto. No estoy cansado, pero me hubiera gustado ver a los patinadores", dijo el mayor con cara de fastidio.

El espectáculo de "La Reina de las nieves" y "La Cenicienta" forma parte de la programación navideña de Oviedo abierta a todos los públicos y de carácter gratuito. Es decir, con entrada libre hasta completar aforo. Los más previsores fueron los miembros del grupo folclórico "Xuno" de San Claudio, que se sentaron a las puertas del Campoamor a la una y media de la tarde. "Somos veinte personas. Hicimos turnos para ir a comer y no perder el sitio. Como en un concierto", explicó Natalia Álvarez en nombre de todos. Los de San Claudio entraron sin problema, Hasta escogieron palcos.