El servicio de Urgencias del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) registró ayer un colapso histórico de enfermos y familiares que se prolongó durante casi cinco horas y del que no había precedentes desde la apertura del centro en 2014, según fuentes hospitalarias consultadas.

La gran afluencia de pacientes a lo largo de la tarde llegó a generar tal aglomeración de gente en las salas de espera que los médicos ordenaron prohibir la entrada de familiares salvo en los casos de personas dependientes. Pese a todo, los empleados aseguran que la atención no se demoró "más de lo habitual" y tanto los ingresos como las pruebas se desarrollaron en "plazos razonables".

Después del mediodía, el número de enfermos y acompañantes comenzó a dispararse en la entrada y las salas de espera de Urgencias. La mayoría de quienes por allí transitaban llevaban la tarde con resignación; hasta que se hizo casi imposible incluso transitar por algunas zona, lo que encendió la mecha de las protestas. "No cabía un alfiler", relatan varios testigos, mientras los médicos reconocían estar viviendo el día más movido que recordaban. "Hubo más de 400 atenciones y eso supone el mayor número desde que estamos en el nuevo hospital", confesó una facultativa a uno de los pacientes.

La solución fue prohibir la entrada de acompañantes mientras los pacientes esperaban para realizar prueba. No obstante, levantaron la mano con los dependientes, como enfermos de Alzheimer o con problemas psiquiátricos.

La situación comenzó a normalizarse poco antes de las ocho de la tarde, cuando el número de personas aflojó y la presencia de los familiares dejó de suponer un obstáculo para el normal desarrollo de la actividad en el área de Urgencias. El elevado tráfico de personal médico y enfermos supuso lo que varios trabajadores del HUCA calificaron como "la jornada con más enfermos del año".

Las causas de la aglomeración apuntan a diversos factores. A los numerosos casos de gripe hay que sumar las consecuencias de los excesos de las fiestas y la presencia de mucha gente de vacaciones sin centro de salud asignado, abocada a recurrir al servicio de urgencias hospitalarias para ser atendidos, en muchos casos, de dolencias de escasa gravedad.

Pese a todo, los empleados subrayan que la afluencia de pacientes siempre se dispara en estas fechas festivas y aseguran que ello no implica una peor atención. "La gente fue atendida con mucha fluidez y las esperas fueron las habituales", apuntan pese a reconocer la existencia de "quejas" por parte de los enfermos más impacientes, alterados tras varias horas de espera agravadas por la tensión derivada de las colas y aglomeraciones de gente.

El servicio de Urgencias del Hospital Universitario Central de Asturias espera nuevos aluviones de pacientes de aquí al 15 de enero, aunque remarca en el calendario este viernes y el próximo 2 de enero como fechas en las que los trabajadores sanitarios deberán de emplearse más a fondo para evitar largas esperas.