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Inocentes, pero no tanto

La festividad pierde peso en la sociedad y deriva hacia la chanza y la broma fácil

Representación de la matanza de los inocentes.

Una de las celebraciones tradicionales del cristianismo es el día de los Santos Inocentes, que tiene lugar cada 28 de diciembre. La festividad ha ido derivando en la calle, con el tiempo, hacia la broma, la burla o la chanza. Todo esto ha tenido su reflejo en bromas que algunas veces rayan la gamberrada. Con el transcurrir del tiempo ha perdido protagonismo en la vida cotidiana y su eco en las publicaciones ha ido desapareciendo.

El 28 de diciembre de 1895 tuvo lugar un gran hecho histórico: el estreno en París de la primera película de los hermanos Lumière. Precisamente el cine es una de las fuentes más explotadas a la hora de preparar inocentadas.

El día de los Inocentes de 1935 un periódico ovetense en su sección de ecos de sociedad anunciaba la próxima llegada a la ciudad de Greta Garbo con el fin de grabar una cinta de ambiente asturiano. La actriz sueca en aquel tiempo era la indiscutible diva del cine.

En 1952, un diario gijonés con gran despliegue informativo, daba cuenta de la avería de un yate que obligó hacer escala en el puerto.

Hasta aquí nada de particular, de no ser un pequeño detalle: en el barco viajaba la actriz ¡Rita Hayworth! Otra inocentada cinematográfica fue la relativa a la llegada a Oviedo del actor Don Murray para rodar un largometraje sobre la guerra de Independencia. Al margen del cine otro tema muy socorrido, sobre todo en las décadas de los años 60y 70 del pasado siglo, era el de los ovnis, aviones o cápsulas especiales y sus supuestos aterrizajes en Asturias. En estos casos se recurría al trucaje de las fotos. En 1963 un periódico de Gijón informaba del aterrizaje de una avioneta en Las Mestas que trasladaba a Londres a pasar la nochevieja al torero "el Cordobés". En 1965 se publicó un amplio reportaje con fotos sobre una cápsula espacial caída en el mar en Cudillero, en la que se pormenorizaban los detalles técnicos del aparato hasta hacer creíble el relato. Otro trucaje fue el de un helicóptero posado en la terraza del edificio del Centro Asturiano en el Naranco. El pie de foto decía: "Procedente de Valladolid el helicóptero se vio obligado a realizar un aterrizaje de emergencia a causa de la niebla". La aparición de un platillo volante sobre Teverga en 1966 o la llegada a Asturias de un helicóptero para vigilar el tráfico en 1968 son otros ejemplos de inocentadas relacionadas con aeronaves.

Más criticables son las inocentadas que tienen repercusión en los ciudadanos "obligándoles" a realizar desplazamientos para confirmar "in situ" la noticia. Es el caso de la información que describe un periódico de Gijón en 1972 sobre el cambio de ubicación de la estatua de la madre del emigrante desde el Rinconín al "Rosario Acuña".

Cientos de gijoneses fueron a comprobarlo. Más eco tuvo la falsa noticia de un 28 de diciembre de 1923 al anunciar el derrumbamiento de un puente en el Piles en la que se observaba el puente destruido y un coche flotando en las aguas. En aquel caso fueron miles las personas "embarcadas". Esta inocentada pasó a la historia como la más recordada en Gijón durante décadas. Otra de las inocentadas más agresivas fue la del periodista Mariano de Cavia en un diario madrileño al difundir el incendio del Museo del Prado, noticia falsa que revolucionó a todo Madrid. Cavia quiso hacer una denuncia contra la carencia de un servicio adecuado de protección de incendios en la pinacoteca. Sin duda, llamó la atención.

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