Una impresora que se calentó y ardió entre llamas sobre la mesa del salón. Ese, según las primeras pesquisas, fue el origen del incendio que se registró ayer en un segundo piso del número 52 de la calle Rosal, en el corazón de la ciudad. Aunque el fuego no causó excesivos daños en la vivienda, una de las inquilinas del piso, una joven estudiante venezolana de unos 25 años, tuvo que ser trasladada al Hospital Universitario Central de Asturias con síntomas de intoxicación. Según fuentes consultadas por este diario, la chica, que vive en Oviedo porque está haciendo el curso de Médico Interno Residente (MIR), estaba recuperada a última hora de ayer.

Los hechos se produjeron alrededor de las doce y media de la mañana. Cuando el humo comenzó a invadir su piso, la joven salió al descansillo de la escalera para pedir ayuda a los vecinos. Fue una empleada del hogar de otra de las viviendas del segundo piso la que salió a socorrerla. "Llamamos inmediatamente a los bomberos. Era lo único que podíamos hacer porque el piso estaba lleno de humo", afirma la mujer, que prefiere mantenerse en el anonimato. En la vivienda afectada, según algunos testigos también había otra persona, pero esta no tuvo que ser trasladada al hospital.

Desalojo

Después llegaron los bomberos de Oviedo y varias dotaciones de la Policía Local, que desalojaron al resto de los residentes del inmueble. "Había tanto humo en la casa que al principio nos costó localizar el punto en el que se inició el fuego. Cuando llegamos a él nos dimos cuenta de que se había apagado solo. Se avivó un poco cuando metimos los ventiladores, pero era tan pequeño que incluso lo apagamos con un cazo lleno de agua", explica el subinspector de bomberos Jorge García. "En cuanto a daños no hubo muchos, sólo mucho que limpiar. Se quemó la impresora, la mesa en la que estaba y el ordenador, pero nada más", añade García.

Hasta la puerta del edificio afectado se acercaron varios amigos de la joven que tuvo que ser hospitalizada. Entre otras cosas se pusieron en contacto con los bomberos para que los profesionales que se encontraban trabajando en el piso les facilitasen los papeles médicos de la chica, una documentación que después le acercaron hasta el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). "Al final todo se quedó en un susto", afirma uno de ellos. Después de una hora de trabajo y de haber comprobado que los niveles de humo no eran peligrosos, sobre la una y media, los bomberos permitieron a los vecinos regresar a sus casas.