No había más que mirarle a la cara a Antonio Vivero para saber que los Reyes Magos se habían portado bien en su casa. "Me han traído una lancha de carreras, un todoterreno teledirigido, un libro, un escudo del Capitán América...", repetía ayer como una ráfaga de metralleta con la lengua suelta por la emoción. Antonio, que tiene 6 años, y su hermano Lucas, de sólo 2, salieron a la calle para disfrutar al máximo de algunos de los juguetes que se encontraron al despertarse, una imagen que se repite cada 6 de enero para cubrir de alegría e ilusión las plazas y parques de Oviedo.

La ausencia de lluvia permitió que la mañana se llenara de niños. La mayoría tienen que apurar las horas para disfrutar con los juguetes, ya que mañana tienen que regresar al colegio. Eso no le gusta nada a Cynthia Díaz, que ayer recorría de lado a lado el paseo de los Álamos subida en su flamante "hoverboard", un patinete eléctrico de dos ruedas que encima emite sus canciones preferidas gracias a un sistema de bluetooth que controla su madre desde el móvil. "Es una lata tener que volver al colegio sin tiempo para jugar con todo lo que me han traído", le decía la pequeña a su prima Mafalda Barzzale, que vive en Italia pero siempre visita Oviedo por estas fechas. Lo mismo piensa Marcos Rodríguez, que a sus siete años ya tiene el esférico oficial de la Liga. "Voy a volver a clase sin haber podido echar un partido con el balón nuevo", se quejaba.

También estaban en el Campo San Francisco Martina y Marina Köpke con sus carritos, sus patinetes y sus muñecas, así como los hermanos Bajel y García que disputaron un partido de tenis de mesa para estrenar sus nuevas raquetas. Los primeros son trillizos y los segundos mellizos, con lo que la rivalidad estaba asegurada de antemano.

Julia y María Arias, de 3 y 6 años, respectivamente, tampoco quisieron perderse el paseo de la mañana de Reyes junto a una buena representación de su familia. La más pequeña estaba encantada con su nuevo maletín de la Patrulla Canina y con su muñeca de la Princesa Rapunzel. La mayor prefiere los coches teledirigidos como el que ayer manejaba con destreza. "También me han regalado un bingo, pero necesitaba dos semanas más para jugar antes de ir al cole", dice apoyando la teoría de la mayoría de los encuestados. Y a todo esto, la felicidad que desprendían ayer los niños también se veía reflejada en las caras de sus padres, que colaboran estrechamente con Sus Majestades. Y es que a veces tienen mucha razón los que dicen que ellos también son los Reyes.