Han pasado más de seis meses desde aquel macabro 27 de junio de 2017, el día en el que José Manuel Fernández Vázquez, más conocido en su entorno como "Lolín", apareció cosido a puñaladas en el cuarto de basuras del número 8 de la plaza Primo de Rivera, el edificio de Salesas. La jueza que lleva el caso mantiene un estricto secreto sobre el sumario medio año después del crimen y ni siquiera la familia de la víctima conoce los oscuros detalles de un suceso que mantiene preventivo en la cárcel de Asturias al principal sospechoso desde finales de julio, un hombre que asegura tener una coartada para demostrar "que es inocente" y que ya ha solicitado la salida de prisión en varias ocasiones a consecuencia de "una grave enfermedad pulmonar", según su abogado defensor.
Los expertos en Derecho consultados tras el encarcelamiento del sospechoso, publicado en exclusiva por este diario, especulaban con que el hermetismo de la jueza y su negativa a hacer público el sumario podía deberse a que el caso aún no estaba cerrado y a que todavía podrían darse nuevas detenciones en relación a los hechos, pero han pasado cinco meses y las claves sobre el asesinato de "Lolín" continúan siendo una incógnita. "Ni siquiera nuestra abogada tiene acceso a la identidad del supuesto asesino", asegura la hermana del fallecido.
El secreto de sumario, según los expertos, también podría estar pendiente de los resultados de los análisis de ADN que se le practicaron al principal sospechoso del crimen antes de encerrarlo en la prisión, pero aunque suelen ser procesos lentos "en ningún caso" se prolongan durante más de medio año en casos de tan extrema gravedad. El hombre que permanece en la cárcel es un vecino de Oviedo que era "amigo" de la pareja sentimental del fallecido, una mujer inmersa en el oscuro mundo de la droga que murió días antes de que la víctima recibiese las puñaladas. Según pudo saber este diario por fuentes cercanas al caso, el detenido duerme entre rejas "porque aparece en las grabaciones de una cámara cercana al portal" a una hora que podría coincidir con la de la muerte de José Manuel Fernández, que tenía 59 años. Además, según las mismas fuentes, la Policía ha recibido información durante sus investigaciones que apunta a que "existía un problema de celos" entre el fallecido y el hombre que está en la cárcel en relación a la pareja de la víctima.
El encarcelado "tiene alrededor de 45 años de edad" y hace tiempo tuvo problemas con las drogas. Actualmente es "una persona enferma". Asegura que el día de los hechos estaba con su madre y que ella puede defender tal coartada.
