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Aquel gran club social que no pudo ser

El Real Automóvil Club de Asturias y el Centro Asturiano pensaron seriamente en fusionarse en 1970, pero, al final, las negociaciones se frustraron

La procesión de la fiesta de Nuestra Señora de Covadonga.

En el verano de 1970 se habló mucho en Oviedo de la posibilidad de fusión que se abría entre dos de las tres grandes sociedades recreativas deportivas: El Real Automóvil Club de Asturias (RACA) y el Centro Asturiano. La otra entidad era el Club de Tenis.

Ambas instituciones estaban inmersas en el desarrollo de importantes y ambiciosos proyectos para construir clubs de campo. El periodista Manolo Avello llegó a proponer añadir a la Sociedad Ovetense de Festejos (SOF) al proyecto de fusión.

La iniciativa había partido en junio de 1969 de Paco Valdés, socio de ambas entidades y muy conocido en Oviedo por su pasado taurino. Planteaba la fusión de las dos grandes sociedades ovetenses, a fin de evitar duplicidad de costes y crear un único club de campo más poderoso.

El Real Automóvil Club era entonces la sociedad más veterana, fundada en 1911. Su primera directiva oficial estuvo presidida por Carlos Bernaldo de Quirós, con Plácido Álvarez-Buylla en la vicepresidencia. Curiosamente, en su primera etapa la actividad del club estaba dirigida a la mejora y conservación de las carreteras y su mejor uso para los coches.

Anualmente se premiaba la labor de los capataces y camineros. Otro objetivo era la promoción del turismo regional, organizando excursiones y la difusión de las bellezas y el arte asturiano.

La historia del Centro Asturiano es más conocida por el gran protagonismo que tuvo en los últimos cuarenta años. En agosto de 1926, el Centro Asturiano de Cuba plasmaba en su junta general un proyecto aplazado durante décadas: la construcción de sanatorios que albergaran a los emigrantes asturianos retornados enfermos o sin recursos económicos.

En 1928 se creó la delegación de Oviedo, que asumió todas las competencias en la gestión de la construcción de los sanatorios del Naranco destruidos en la Guerra Civil. En la posguerra con los destrozos de las instalaciones del Naranco, la actividad del Centro estuvo limitada a los locales de Uría-Milicias.

Finalmente en los años 70 del pasado siglo, se inició un desarrollo extraordinario en la finca del Naranco, culminado en una serie de importantes obras realizadas en los últimos años durante los mandatos de Alfredo Canteli.

En los dos proyectos para la realización de un gran club de campo en Oviedo, el Centro Asturiano partía con clara ventaja al disponer de locales propios en Uría y la espléndida finca del Naranco, a la que aspiraba dotar con ambiciosas instalaciones deportivas. El Automóvil Club partía de cero. Tenía que adquirir los terrenos para el club de campo y el edificio social. El club barajó varias ofertas de compras, una de ellas en La Lloral (San Claudio) y otra en Colloto (La Bárzana-Espíritu Santo). Incluso se pensó en adquirir los terrenos del aeropuerto de La Morgal en Llanera. Finalmente, compró 85.477 metros cuadrados en la localidad de Viella (Siero), pero la operación se frustró al estar afectados por el plan de urbanización del Ayuntamiento de Siero.

Después de varias reuniones entre los directivos de ambas sociedades, el 7 de agosto de 1970 acordaron suspender las negociaciones "sine die", ante la complejidad que suponía aunar los intereses de ambas con diferencias de perfil. Por otra parte, los estatutos del Centro impiden de manera terminante la enajenación de sus propiedades en el Naranco y aún quedaba otro escollo: la aprobación de la integración por parte de las juntas generales de socios.

Ante la imposibilidad de fusión el club proponía una segunda vía: compartir las prestaciones sus socios y los del Centro, a lo que éste se negó porque la superioridad de las instalaciones del Naranco no admitían comparación posible.

Años más tarde, 150 socios del RACA solicitaron su integración en el centro asturiano en condiciones ventajosas. El centro les impuso los mismos requisitos que a cualquier ciudadano para acceder a la sociedad.

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