Otra vez el calendario se le ha quedado corto al tripartito de Oviedo. Redondea así este gobierno del cambio un hat-trick de prespuestos retrasados (2016, 2017 y 2018), sin fallo en la demora en cada uno de los tres ejercicios al frente del Ayuntamiento. Un rara avis para gobiernos en mayoría es caer en la prórroga provisional, cuando, si de algo tiene que valer el rodillo en el pleno, es para poner la ciudad a funcionar en tiempo y forma.

El falló suele pasar cuando no hay otra que negociar en minoría con la oposción, pero no cuando se da un gobierno supuestamente estable y bien avenido. Todo restraso repercute en los ciudadanos y en las obras que van a poder tener o no al acabar el ejercicio.

Sucede que, cuando hay retraso, como vuelve a pasar este año, la lenta maquinaria burocrática lleva hasta muy adelante en el calendario el momento en que el Ayuntamiento se encuentra listo para licitar obras. Y pasa como en el recién finiquitado 2017, cuando, según datos que se manejan en el Ayuntamiento, pero que no tienen la pátina oficial ni se han dado a conocer, el nivel de ejecución de las inversiones comprometidas ronda un paupérrimo 20%, que es como decir que este gobierno tiene serios problemas para poner en marcha obras y que las inversiones salen adelante poco menos que por inercia.

Oviedo todavía no tiene aprobado el presupuesto para 2018. Le falta recorrido hasta llegar al pleno, así que lo más lógico es que acabe febrero y aún no esté el Ayuntamiento en disposición de poner en marcha la locomotora inversora. Una vez que el pleno haya dado de paso las cuentas y se hayan convertido en inamovibles, aún tendrá el Consistorio que darse prisa para ir al banco y pedir crédito para tener liquidez.

Un centro comercial que quiere resucitar

La galería comercial del Calatra es algo parecido a un cadáver al que ahora una nueva empresa -y van tres- se acerca con la idea de aplicarle el masaje cardiaco y provocarle una resurrección. Quizá no parezca tan muerto como el hombre dado por fiambre en el penal de Villabona pero si, con el paso del tiempo, los nuevos gestores del centro comercial consiguen devolverle la alegría, la noticia será buena para Oviedo. No todos los días un preso dado por muerto vuelve a la vida. Ni tamoco lo hace a menudo un centro comercial en estado zombi.