La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Profesora de Literatura de la Universidad de Nuevo México (EE UU)

Susana Rivera, viuda del poeta Ángel González: "El homenaje de Madrid me pareció una humillación y un insulto a su memoria"

"Mi marido sentía mucho apego por Oviedo pero también decía que podías estar caminando, doblabas una esquina y te encontrabas de golpe con Vetusta" - "Intenté hacer las paces con Manolo Lombardero, el único íntimo de mi esposo involucrado en su fundación, pero nunca contestó a mis mensajes"

Susana Rivera, en Oviedo. MIKI LÓPEZ

Susana Rivera tenía 19 años cuando se enamoró de su profesor de Literatura en la Universidad de Nuevo México (Estados Unidos), el poeta ovetense Ángel González. Él tenía 53, un porte distinguido, gran atractivo y pasión por la vida. Se enamoraron, se casaron y ella nunca habló de la relación a su familia, hasta que él falleció. "Es uno de los poquísimos arrepentimientos que tengo en mi vida", dice. La pareja vivió entre Estados Unidos y España y a Ángel González, en los últimos años y ya afincado en su país natal, le pesaba la ausencia de Susana. Murió en Madrid, el 12 de enero de 2008, poco después de que ella llegara. Hoy se cumplen diez años. "Era la persona más inteligente, buena y divertida que he conocido", afirma su viuda. En esta entrevista, realizada por cuestionario, Susana Rivera habla de su vida con el hombre y el poeta, de la fallida Fundación Ángel González, del éxito de la Cátedra de la Universidad de Oviedo y de la traición y el "comportamiento inmoral" de algunos amigos del poeta. "El homenaje de Madrid me parece más bien un insulto y una humillación a Ángel", dispara.

- Diez años después del fallecimiento de Ángel González, ¿qué recuerdo guarda de él?

-Recuerdo todo de él porque era un ser inolvidable. Ángel es, con mucho, la persona más inteligente, buena, y divertida que he conocido. No se puede pedir más que haber convivido tantos años con alguien así.

- Se ha dicho que a Ángel le sorprendió la muerte con ganas de morirse. Su ausencia le pesaba. ¿Cómo recuerda su fallecimiento?

-Ésta es una de las muchas tonterías que se dicen de él, y quien lo dice le falta el respeto. Como se muestra en el poema "Hoy" de su último libro, "Nada grave", Ángel era consciente de que se moriría pronto, pero deseaba con toda su alma seguir viviendo. No pienso en su fallecimiento, prefiero celebrar su vida todos los días.

- Cuando le conoció tenía 19 años y él 53. ¿La diferencia de edad pesó en la relación?

-El verdadero amor no sabe de edades, la diferencia de edad nunca fue un problema. Para mí fue enriquecedor porque con los años se adquiere sabiduría, y yo tuve la suerte de observar y absorber la sabiduría de Ángel. Por eso vivo tan feliz a pesar de que él ya no esté conmigo físicamente, y aunque las personas que lo traicionaron me hayan creado tantos problemas.

- ¿Era fácil vivir y convivir con Ángel?

-Era facilísimo, disfrutaba de la vida plenamente, buscaba siempre la armonía y la contagiaba a las personas que más quería, se alejaba siempre de los conflictos, pero actuaba cuando era necesario para conservar su dignidad, es lo que estoy haciendo yo ahora, tratar de conservar su dignidad porque ése es el rasgo que yo más destacaría de él, dignidad.

- ¿Por qué Ángel González nunca conoció a su familia?

-Porque creo que para ellos, en un intento de protegerme, sí hubiera sido un problema la diferencia de edad. Yo, de ninguna manera, quería mortificar a mi madre. Cuando se enteraron de nuestra relación por la prensa después de su muerte me di cuenta de que me había equivocado, lo único que me preguntaron fue si había sido feliz, cuando les contesté que sí me felicitaron y se alegraron por mí. No haberlo presentado a mi familia es uno de los poquísimos arrepentimientos que tengo en toda mi vida, se hubieran llevado todos muy bien con él.

- ¿Qué le enseñó de la literatura y de la vida?

-De la literatura, el arte en general, me enseñó que puede ser el ancla de salvación en un mundo hostil. De la vida me enseñó a disfrutarla al máximo, a no dejarse hundir por los pequeños obstáculos. Cuando yo me quejaba por algún problemilla, él me decía: "Son nimiedades, Susy, nimiedades, el cielo sigue siendo azul". Por eso, los que han querido destruirme por ser una viuda desobediente no lo conseguirán nunca.

- ¿Hablaba de poesía con sus amigos del grupo del 50?

-No, Ángel no hablaba de poesía con casi nadie, con el que más fue Jaime Gil de Biedma. Decía que él y Juan Benet eran las dos personas más inteligentes que había conocido y sólo con ellos le gustaba hablar de literatura. La relación con el grupo del 50 era maravillosa, en este caso sí se trataba únicamente de amistad y cariño.

- ¿Cómo cree que evoluciona su obra con el tiempo?

-Está muy vigente, sé que tiene muchos admiradores entre los jóvenes y constantemente recibo peticiones de autorización para incluirlo en antologías, libros de texto, musicalizaciones, traducciones, etcétera. He dado permiso para todo, y sin pedir un céntimo.

- Sus amigos más jóvenes, poetas y cantautores, le han organizado un homenaje en Madrid. En un reciente documental sobre la vida y la obra de Luis García Montero, se ve a Ángel González feliz, sonriente y cantando tangos en una cena en la casa andaluza de García Montero y Almudena Grandes, rodeado de Sabina. Usted también está. ¿Sigue pensando que la amistad y el cariño de este grupo por Ángel González era interesado?

-No tengo ni la más mínima duda y eliminaría la palabra "cariño" de la pregunta porque creo que han demostrado que no se lo tenían. Todos saben que lo que más le dolería a Ángel es difamarme a mí, pero no les importa. Lo que le hicieron a Ángel ya se lo habían hecho a otros y seguirán así porque como son poderosos se lo permiten y hasta se lo celebran. Hay apuestas sobre quién va a ser el próximo. El modus operandi de ese grupito es acercarse a escritores mayores y vulnerables -Rafael Alberti, Francisco Ayala, Ángel González-, que pasan temporadas alejados de su familia, conviene mucho que estén casados con extranjeras. Los adulan, les hacen algún favorcito, y luego los apuñalan con la posibilidad de una fundación para adueñarse ellos de todo, porque lo más probable es que la viudita permanezca en su país. Si hay interés institucional por la fundación, como ocurrió con Ayala, no pasa nada, pero si hay problemas como en el caso de Alberti y Ángel difaman a la viudita desobediente y hacen todo lo posible por destruirla.

- Hubo un homenaje en Madrid reciente.

-El homenaje me parece más bien un insulto y una humillación a Ángel porque la mayoría de los participantes lo traicionaron. Si quisieran homenajearlo de verdad levantarían la fundación y/o limpiarían mi nombre. Algunos de los que participan en ese "homenaje" son personas muy poderosas e influyentes y podrían conseguir el apoyo necesario, pero no les conviene porque me nombró a mí su heredera universal y presidenta de la fundación, y no soy manipulable ni me deslumbra su fama. No iba a permitir que la fundación de Ángel entrara en la red de corrupción de Luis García Montero. Ese documental, que es más bien una hagiografía, revela cosas interesantes que contaré más detalladamente en otra ocasión. Es un buen ejemplo de cómo los famosos se protegen entre sí. Mara Torres dice que ella presenció cómo Ángel y Luis García Montero se cuidaban mutuamente, a mí me parece empalagoso y cursi y me trae la imagen de dos monos quitándose los piojos. La verdad es que Mara Torres coincidió una sola vez con Ángel. Fue en un curso de verano en El Escorial, nosotros estábamos en un extremo de la mesa y García Montero en el otro. Es posible que por decir eso Mara Torres será pronto galardonada con algún premio literario. Todo es así, intereses creados. Sí, a Ángel se le ve feliz cantando con ellos, como se verá lo mismo con otros cuando organice todas nuestras fotografías, pero los otros no son tan vanidosos como para divulgarlo continuamente. La amistad con ellos se debe más a mí porque Ángel quería que yo tuviera amigos de mi edad para cuando él y sus grandes amigos hubieran desaparecido.

- Tras el fracaso del proyecto de la Fundación, ¿quedó satisfecha con la solución de la Cátedra?

-La Cátedra es la mejor solución porque depende de una institución seria como la Universidad de Oviedo, que tiene que velar por su prestigio. Los creadores, Araceli Iravedra, Leopoldo Sánchez Torre y Vicente Domínguez, han actuado con profesionalidad y eficacia; les estoy inmensamente agradecida. No hay que olvidar a la gran Lola Lucio, sin ella no hubiera llegado a existir porque era necesaria mi autorización y yo, después de todas las mentiras en torno a la Fundación, ya estaba harta y pensaba desistir de todo, pero ella fue la que me convenció.

- ¿Ha vuelto a hablar del asunto con Manolo Lombardero, amigo de la infancia de Ángel?

-En algún momento que ya no recuerdo le escribí tratando de arreglar las cosas, lo contacté sólo a él porque de todas las personas involucradas él era el único amigo íntimo, pero no me contestó. Le volví a escribir el día que se creó la Cátedra, en ese mensaje le sugerí que podía donar su biblioteca a la Universidad y yo haría lo mismo con el legado de Ángel, pero tampoco me contestó. Tampoco he tenido mucha suerte con los hijos de Paco Ignacio Taibo, el otro gran amigo de la infancia, yo acudí a ellos inmediatamente para que me ayudaran con la fundación porque PIT II es íntimo amigo de Areces, que era el presidente del Principado cuando Ángel falleció. Pero prefirieron aliarse a los famosos que lo traicionaron.

- ¿Qué sentía Ángel González por Oviedo?

-Muchísimo apego por Oviedo, es donde más feliz y completo se encontraba. Pero también me decía que podías estar caminando por las calles de Oviedo, doblabas la esquina y de repente te encontrabas en Vetusta. Pero Oviedo tiene una extraña relación con Ángel González. Me comentan que muchos ovetenses se opusieron a que le concedieran el premio "Príncipe de Asturias". La segunda vez que lo propusieron se acusó públicamente a su íntimo amigo y admirador, Jaime Gil de Biedma, de no haberlo votado, a lo que él se vio obligado a contestar. Resulta que el que no lo votó fue un envidioso ovetense. Es verdad que Ángel era muy popular en Oviedo, pero quizá no tan querido como Jaime, Ángel y yo creíamos. Desde 1998 se la ha propuesto como hijo predilecto o adoptivo de Oviedo sin que se haya iniciado el expediente. También lo excluyeron de la nómina de los galardonados con el premio "Príncipe" o "Princesa de Asturias" para el "paseo de las estrellas". Se acusa siempre al PP, pero tampoco el PSOE ni Foro se interesaron en colaborar para levantar una auténtica Fundación Ángel González. Quizá lo peor sea que cuando Ángel quiso volver en los años 80 a Oviedo como profesor de la Universidad la Facultad de Literatura votó en bloque en contra por temor a que sus aulas quedaran vacías, y así lo condenaron a un destierro permanente. No se volvió a hablar nunca más del tema. Algo huele que apesta en Vetusta en relación con Ángel González.

- ¿Qué no sabe la gente del hombre Ángel González?

-A Ángel le molestaba que se hablara de su vida privada, decía que su biografía estaba en su poesía. No le gustaría en absoluto todas las tonterías que cuentan personas que lo conocieron muy superficialmente. Cuando estaba con el clan de García Montero hablaba muy poco y a mí me dijo varias veces: "No digas nunca nada delante de ellos que no quieras que sepa toda España porque son muy cotillas". El libro que García Montero publicó como una novela exclusivamente suya tenía que haberse publicado como sus memorias con Ángel como único autor y sin una sola palabra añadida a las grabaciones que permitió que le hiciera. Pero a García Montero parece que le interesaban más los derechos de autor que los deseos de quien dice que fue uno de sus mejores amigos. En ese libro se dice claramente que Ángel le prohibió que continuara su biografía, quien pida ahora que lo haga lo traiciona.

- ¿Ríe con los recuerdos de Ángel?

-Cuento dos anécdotas. En los ochenta íbamos casi todas las noches al bar Oliver cuando estábamos en Madrid. Pasaba mucho por allí un pintor bohemio, mal de dinero, apellidado Torroba. Una noche le pidió a Ángel que le pagara una copa, Ángel dijo que sí, cómo no, y le hizo varias señales al camarero. Pero como tardaba demasiado, Torroba le dijo: "¿Por qué no me das el dinero y yo pido la copa en la barra?". Ángel contestó inmediatamente: "¡De ninguna manera, porque a lo mejor te lo gastas en comida!". Acabó invitándolo a varias copas y nos reímos mucho. Mis compañeras universitarias me envidiaban por tener un marido tan extraordinario. Una noche en una fiesta, una amiga observó que Ángel estaba muy pendiente de mí, como lo estaba siempre, sirviéndome vino, un trozo de pastel... y dijo en un tono sarcástico: "Claro, como Ángel trata a Susana como una princesa", y añadió un comentario malévolo que no recuerdo. Yo repliqué: "No, no, Ángel no me trata como a una princesa, me trata como a una reina". No sabía que él nos estaba oyendo, pero luego resonó su voz: "Sí, como 'mi Sus la más' se merece". Así me llamaba 'mi Sus la más'. Hacía muchos juegos con mi nombre: cuando no me quería despertar me llamaba "peresusy"; cuando estornudaba me decía "jesusy".

Compartir el artículo

stats