Era una moto de segunda mano, de gran cilindrada, la había comprado hacía tres meses pero su madre le había hecho prometer que no se subiría a ella hasta haberse sacado el carné. Para alejarlo aún más de la tentación le pidió al vendedor que diera de baja el seguro. Ya faltaba poco, este miércoles tenía que examinarse, y el viernes, antes de cerrar su negocio quiso escuchar el sonido de la máquina. Ésa fue su perdición. En cuanto la puso en marcha no pudo resistirse. Tenía 23 años y unas ganas locas de vivir. Llamó a unos amigos y sacó a pasear la moto. ¿Qué mejor plan? Era la noche perfecta, hasta que hacia las doce y media, perdió el control y se estrelló contra una farola en el entorno del estadio Carlos Tartiere. Junior Varela Mena falleció en el acto y allí se quedaron todos sus planes: su pequeña empresa, el futuro junto a su novia, su viaje a los Alpes para practicar "snow" -su otra gran pasión, junto a las motos-. Su madre, Claudia Mena, devastada por el dolor, lloraba ayer la imprudencia de su pequeño en el tanatorio "Ciudad de Oviedo", donde fue instalada la capilla ardiente por el joven; su padre, Rodolfo Varela, se esforzaba por mantenerse entero. "Estaba loco por la moto: le costó la vida", se lamentaba.

Ayer, la Policía Local de Oviedo descartó tajantemente que el accidente en el que Junior Varela murió se produjese en el transcurso de una carrera ilegal, una posibilidad que habían dejado caer algunos vecinos de la zona. Según la Policía Local, la moto tenía más potencia de la que el joven, aún inexperto, pudo controlar.

Los amigos que el sábado habían desfilado por el lugar donde tuvo lugar el accidente, llenándolo de flores y de recuerdos en memoria de Junior Varela, llenaron ayer el tanatorio "Ciudad de Oviedo". Muchos no podían paran de llorar y alguno, inconsolable, tuvo que salir a tomar el aire para intentar tranquilizarse. La mayoría conocía a Junior Varela desde niño. Sergio Juanes fue su compañero en el colegio de La Milagrosa desde los once años: "Era amigo de sus amigos, tenía planes de trabajo, con su pareja. Era un chaval ambicioso".

Junior Varela Mena había nacido en Colombia, el 17 de julio de 1994. Llegó a Oviedo con dos años, cuando su madre, originaria de aquel país, se casó con Rodolfo Varela. Es a él a quien el muchacho -inscrito en los registros oficiales como Javier Cepeda Mena- consideraba su padre y suyo era el apellido que usaba. Tras estudiar en la Milagrosa, hizo un ciclo de Formación Profesional en Mecánica y al acabar empezó a trabajar en un taller. Era emprendedor y consiguió establecerse por su cuenta, con un establecimiento de compraventa de automóviles y acababa de adquirir un dominio para expandirlo en internet. El dinero que llevaba encima la noche del accidente era el de la recaudación. Tenía por costumbre recogerla y dejarla en casa, pero tenía tantas ganas de dar una vuelta con su moto que el viernes no lo hizo.

Los dos amigos que acompañaban a Junior Varela Mena la noche del accidente están en "shock". "No pueden hablar", contaba ayer la hermana pequeña del muchacho fallecido. Apenas le pudieron contar que circulaban con las motos, no muy deprisa, y que vieron un resplandor a sus espaldas, se dieron la vuelta y vieron a Junior en el suelo y unos coches, contra los que había impactado la moto, ardiendo. Ya no pudieron hacer nada por su amigo.

Ayer, tras la incineración de los restos mortales del joven, se celebraron unas honras fúnebres en el tanatorio y hoy, a las seis, será el funeral en la basílica de San Juan el Real.