El uso de los dispositivos móviles, y en general de las nuevas tecnologías, requiere una formación y unas normas de uso, tal como pusieron ayer de relieve los participantes en la mesa redonda, moderada por Juan Carlos San Pedro, decano de la Facultad de Formación del Profesorado de la Universidad de Oviedo, que analizó el papel de las nuevas tecnologías en la educación y el empleo del teléfono en las aulas.

"Tenemos tecnologías del siglo XXI y aulas del siglo XIX. También necesitamos mejorar en eso. Nuestros alumnos son nativos digitales, pero no están alfabetizados digitalmente, ésa es una tarea de la escuela". Así lo indicó Dolores Pevida Llamazares, doctora en Filología por la Universidad de León, profesora de Francés y directora del IES Pando de Oviedo. Según dijo, "la escuela está en un laberinto y tenemos que dar respuesta a retos que son imparables y que han llegado para quedarse". A su modo de ver, la mayor brecha está en la actitud. "Deberíamos plantearnos cómo aprenden nuestros alumnos y si estamos a la altura. No podemos separar la tecnología de la educación", advirtió Esther del Moral, catedrática de Tecnología Educativa de la Facultad de Formación del Profesorado y Educación de la Universidad de Oviedo, quien aseguró que los móviles en los menores tienen implicaciones y riesgos, pero también ventajas.

Entre las cuestiones negativas citó la adicción que crean; la carencia del control parental (antes se escuchaba la conversación), la pérdida de privacidad y la geolocalización. "Los menores pueden llegar a perder el control y eso se traduce en alteraciones, depresión, cansancio, problemas para dormir y ansiedad". "Las tecnologías generan la mayor incomunicación; nos acercan a los que están lejos, pero nos distancian de los más próximos", aseguró. "A los menores hay que darles el uso del móvil en función de su madurez", recalcó.

Montserrat Fernández García, coordinadora del servicio del defensor del profesor del sindicato ANPE, llamó la atención sobre los niños de 3 años que utilizan tabletas y herramientas digitales y otros aún más pequeños a los que les dan un móvil. "Los niños aprenden por imitación y luego los padres se quejan. "Ese control debería hacerse en casa. Estamos educando niños digitales. Tenemos que ver el móvil como una herramienta más y restringir su uso a lo educativo", aconsejó Fernández.