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La Manjoya, de paraíso a pueblo fantasma

Los vecinos de Llamaoscura denuncian el abandono de la zona, "con solares vacíos llenos de suciedad y aceras con maleza"

Recaredo Montes y Silvia García junto a una alcantarilla sin tapa. L. MURIAS

Se lo vendieron como un lugar idílico a escasos cinco minutos en coche del centro de Oviedo, como una zona residencial colmada de servicios y rodeada de naturaleza, pero han pasado más de siete años desde que se fueron a vivir a Llamaoscura, en La Manjoya, y la zona se asemeja más a un pueblo abandonado de los de las películas del oeste. Los vecinos de la única urbanización que salió a flote de entre todas las promociones que se proyectaron en este punto de Oviedo -tres bloques de pisos que actualmente cuentan con 390 viviendas habitadas- viven rodeados de solares vacíos a consecuencia de la crisis del ladrillo, con escombros en las márgenes de algunas calles, registros sin tapas, farolas sin luz, aceras en las que crece la maleza y sin ni siquiera una tienda en la que comprar el pan.

La mayoría de los vecinos de la citada urbanización "son parejas jóvenes con niños" y no piensan rendirse hasta conseguir que esta zona de La Manjoya "cuente al menos con los mismos servicios que el resto de barrios de Oviedo", afirma Silvia García, la presidenta de la asociación de vecinos "Llamaoscura-Pereda", un colectivo que nació recientemente con el fin de luchar "por los derechos de unos ciudadanos que pagan los mismos impuestos que los que viven en el centro de la ciudad". Según señala la presidenta vecinal, la lista de problemas en La Manjoya ocuparía varias páginas. "Estamos abandonados. Hay zonas en las que el cableado eléctrico está totalmente arrancado y no funcionan las farolas, los solares vacíos están sucios y llenos de maleza y contamos con poca vigilancia policía", denuncia, entre otras cosas, Silvia García.

Paula Muñiz lleva viviendo en la urbanización de Llamaoscura desde el año 2012 y también se queja de las carencias. "El propio bosque de la Zoreda y todas las zonas verdes que hay en la zona están totalmente descuidadas. Había un parque infantil junto a la charca y ya ni siquiera existe", señala. El vicepresidente de la asociación vecinal, Recaredo Montes, también reclama mejoras en el apeadero del tren. "Los accesos están fatal y en la zona no hay luz, por lo que es peligroso acceder al tren. Además, tal y como está ahora mismo, hay que cruzar las vías sin ningún tipo de seguridad para subirse al vagón", añade.

Otra de las reivindicaciones de los vecinos es la reforma del centro de salud de La Manjoya, un ambulatorio "que se cae a cachos". Según adelanta Silvia García, los módulos provisionales que se usarán para dar servicios médicos mientras duran los trabajos de restauración del centro de salud estarán instalados "antes del 15 de febrero".

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