Dejó morir de hambre a un perro, que además había robado en León, y a otro lo salvó el Seprona cuando ya presentaba una extrema delgadez. La Guardia Civil le imputa dos delitos, uno de maltrato animal y otro de hurto.

Fue una patrulla del puesto de Soto de Ribera la que localizó a los animales. Estaban en las inmediaciones de la pista que conduce al Picu Paisano, en el Naranco, cuando vieron una bolsa de comida de perros entre unas construcciones abandonadas. Al entrar encontraron el cadáver de un Bull Terrier rodeado de excrementos. En ese momento los agentes de la Guardia Civil llamaron al Seprona que en otra construcción colindante encontraron otro perro de raza Pitbull que presentaba síntomas de "escualidez".

Los dos animales fueron llevados al Albergue de Oviedo donde al analizar el chip del perro muerto descubrieron que pertenecía a un hombre con domicilio en Ribaseca (León) y que había denunciado el robo el pasado 7 de noviembre. El perro se encontraba en una finca cercada con una valla de 1,5 metros de altura. Fue de esa finca de la que fue robado el animal.

El chip del Bull Terrier detalló que pertenecía al hombre investigado. El perro tenía seguro, licencia municipal y cartilla en vigor.

Tras varias investigaciones los agentes pudieron certificar que el imputado había estado en Ribaseca (León) durante las fechas de desaparición del animal. Lo corroboraron varios testigos y también la propia base de datos de la Benemérita.

El pasado viernes, la Guardia Civil tomó declaración en presencia de su representante legal al vecino de Oviedo investigado por los delitos de hurto y maltrato animal.

Las diligencias serán remitidas al Juzgado de Guardia de Oviedo y al Fiscal de Medio Ambiente y Urbanismo del Principado de Asturias.