Almudena Grandes no es neutral en sus novelas. No puede serlo porque, después de mucho reflexionar, ha llegado a la conclusión de que "la objetividad no existe" y que "escribir es mirar el mundo y contar lo que uno ve, y uno no puede dejar de hacerlo con sus propios ojos". Así que Almudena Grandes no es neutral ni como novelista ni como articulista ni de ninguna otra manera. Dice que "España es un país anormal", que es el único en el que hubo una guerra entre fascismo y democracia, y aún hay quien duda de quienes eran los buenos y quienes los malos. Cuenta que solo España y Turquía reiniciaron su trayectoria democrática sin haber condenado el totalitarismo. Almudena Grandes dice cosas como que "la Transición en España fue como de Mary Poppins", como si una institutriz mágica hubiera cogido a todos los españoles de la mano y de un salto les hubiera hecho saltar de un día lluvioso a un espacio luminoso y colorido.

Con reflexiones como esa y con sabrosas revelaciones sobre sus novelas y los personajes que deambulan por ellas, Almudena Grandes mantuvo cautivado al público. Puso el teatro Filarmónica hasta arriba y solo quedaron algunas butacas libres arriba, las más alejadas del escenario. La organización del evento decidió trasladar la tertulia literaria con Almudena Grandes del Campoamor al Filarmónica, en previsión de que desbordase el pequeño aforo disponible en el primer emplazamiento. Ayer contabilizaron algo más de 750 asistentes al acto.

Antes de entrar, en el vestíbulo, Almudena Grandes respondió a un par de preguntas sobre la polémica en torno a los homenajes al poeta ovetense Ángel González en el décimo aniversario de su muerte y las acusaciones dirigidas por su viuda, Susana Rivera, hacia algunas de sus amistades, entre ellas la propia escritora y su pareja, el poeta Luis García Montero. La aludida evitó la polémica y reivindicó la memoria de Ángel González: "Recordar a Ángel es algo muy necesario, imprescindible para todos los que aman la poesía en España", y reafirmó su afecto por el poeta: "Le hicimos un homenaje porque le queremos mucho, como es público y notorio". "Conocer a Ángel González es una de las cosas buenas que me han pasado en la vida", reconoció agradecida Almudena Grandes.

Sobre el escenario del Filarmónica, la editora ovetense Marta Magadán, con "Los pacientes del doctor García" -la última entrega de los "Episodios de una guerra interminable" de Grandes- bajo el brazo, condujo una conversación que inició preguntando por las adaptaciones al teatro, el cine y la televisión de la obra de la escritora madrileña, que se interesó luego por sus visión política y de España y que se interesó especialmente por los entresijos de sus última novela.

Muy de pasada y reflexionando sobre la singularidad de España, Almudena Grandes se refirió a Cataluña: "Para millones de españoles España es un problema; que media España cuelgue banderas no es normal, cuando adía de hoy no podrían pertenecer a ningún otro país, pero tampoco es normal que el vecino lo vea como algo como algo raro". La escritora considera que conductas como esas son fruto de "una debilidad congénita" del país.

La novelista habló de la protagonista de "Los pacientes del señor García", Clara Stauffer, hija de un alemán que se instaló en España como maestro cervecero de la familia Mahou y de una Loewe, convertida al nazismo desde su juventud y número dos de la Sección Femenina. Tras la derrota alemana Stauffer, que había ocupado la portada del diario "ABC" por sus éxitos deportivos, organizó una red para ayudar a los nazis a escapar a través de España. Almudena Grandes reconoció que lo que más le llamó la atención de la Stauffer fue cómo puso su absoluta capacidad de sacrificio y su abnegación al servicio del "mal absoluto". Almudena Grandes adelantó algunos detalles de su próximo "episodio", que estará protagonizado por Aurora Rodríguez, una intelectual de la República que asesinó a su hija Hildegar, y que transcurrirá en el manicomio de Cienpozuelos. La novelista declaró su admiración por los "episodios nacionales" de Benito Pérez Galdós, un modelo literario que aún sigue vigente y que ella utiliza abiertamente para retratar la España que le es más próxima.