Ignacio García-Arango Cienfuegos-Jovellanos fue durante muchos años ingeniero jefe de la Demarcación de Carreteras del Estado en Asturias y su huella está presente en las grandes infraestructuras viarias de la región. Ya jubilado, ostenta desde 2015 la presidencia del Foro Jovellanos y pronuncia mañana en la ciudad una conferencia sobre Jovino y la carretera de Castilla. Francisco Álvarez-Cascos se encargará de presentarlo en su calidad de presidente del Foro de Asturias, organizador de la actividad.

-Jovellanos y la carretera de Castilla. ¿Qué pretende con la conferencia?

-Se trata de una recopilación histórica en la que queda claro que Jovellanos tenía unas ideas muy actuales sobre las necesidades para el progreso de la Asturias que le tocó vivir y que, entonces, estaba considerada como la Siberia de España. Jovellanos se dio cuenta de que necesitábamos una salida para poder vender en Castilla y traer la mercancía en carros. Él no quería y no luchó por una carretera por capricho. Defendió la infraestructura como un factor de crecimiento para la población. Es una visión moderna, porque ni las carreteras ni los trenes son monumentos nacionales. Sirven cuando mejoran la vida de la gente.

-De la carretera al tren rápido a Castilla. De la variante de Pajares sí que se espera que sirva de mucho a la región.

-La Variante, al igual que los puertos o las autovías, no valdrá para nada si no se la ve como un instrumento al servicio de la gente. Repito, un tren no es un monumento y la Variante tiene que servir para, a través del ferrocarril, conectar a Asturias con el mundo.

-Una Asturias que ya no es la Siberia de Jovellanos...

-Estamos bien comunicados. El problema es cómo aprovechamos lo que tenemos para crecer. El problema de Asturias es no ser más constructivos en lugar de estar pensando siempre lo que vamos a hacer.

-El debate sobre el ancho de las vías, por ejemplo.

-Estamos ante un problema táctico y estratégico. Desde el punto de vista táctico, se puede decir que, como de momento la mayor parte de la red de mercancías es en ancho ibérico, dejemos el ancho ibérico. Pero hay un factor estratégico. Y es que debemos conectarnos con Europa y allí lo que hay es ancho estándar o internacional. Por tanto, si haces una infraestructura nueva y no tienes ancho internacional salvas el problema sólo para unos años, porque dentro de un tiempo estarás a la cola, como sucedió con la carretera de Castilla en tiempos de Jovellanos. Por tanto, apoyo la visión estratégica de quienes defienden que se ponga ya el ancho europeo. Interesa tener lo que tienen los demás. De lo contrario corremos el riesgo de quedar sin ello. La propuesta de triple hilo que ha planteado el Ministerio de Fomento está bien de forma provisional. Es una decisión salomónica. Así, cuando se haga la migración desde el ibérico en toda España, Asturias no saldrá del último lugar.

-¿Debe llegar el AVE a Oviedo, Gijón y Avilés?

-Lo lógico es que no se quede en Lena. No es igual que un tren vaya a Madrid en algo más de tres horas que en dos horas y cuarto, o en dos horas y 25 minutos. En el caso concreto de Pola de Lena a Gijón, lo cierto es que no hay espacio para que el tren coja la velocidad máxima, porque va a parar en Oviedo y puede ser que también lo haga en Mieres. Nunca se podrá poner a 300 por hora, pero hay sitios con el trazado muy malo, donde se baja mucho la velocidad, sobre todo en las proximidades de Baíña y en Villabona, en los que sí se pueden ejecutar mejoras. Hay que abordar el trazado por la región y dejarlo para una velocidad buena, de 180 a 200 kilómetros por hora, con lo que se pueden ganar diez minutos o un cuarto de hora de Lena a Gijón. Pediría una cosa razonable. No hace falta que todo sea en túnel, pero sí que se debe arreglar la vía.

-¿Qué infraestructuras quedan pendientes?

-Rondas de ciudades, pero la red del Estado básicamente está completada.

- ¿Es necesaria la prolongación de la autovía de La Espina hasta Ponferrada?

-Hay un primer matiz administrativo. Desde La Espina hasta el límite con León la conexión pertenece al Principado y, a partir de ahí, a la comunidad de Castilla y León. Si se prolongase hacia el Sur tendríamos otra opción por Sanabria para conectar con toda la autovía del sur de Portugal. Si lo que se quiere es estructurar el territorio habría que hacer una autovía, no una carreterina, y eso es algo muy complicado medioambientalmente. Sería caro y habría que estudiar el coste y el beneficio, pero de verdad. Estratégicamente, lo que no vale de nada es combinar tramos de autovía y de carretera. Cuando el señor Zapatero era presidente del Gobierno se calculó que La Espina-Ponferrada costaría 500 millones, pero mi experiencia me dice que, redondeando, puede andar entre los 1.500 y los 2.000 millones de euros. Lo primero es saber lo que se quiere, cuánto cuesta y cómo se paga.

- ¿Y La Espina-Canero, para conectar en Valdés con la Transcantábrica (A-8)?

-Esa autovía si le correspondería al Estado y podría tener unos 22 kilómetros hasta enlazar con la A-8. Costaría entre 550 y 700 millones de euros. Por esa zona ahora hay muy pocos coches, unos 1.500. Si se hace bien, y es una alternativa para ir a Galicia, podría tener ocho o diez mil vehículos. El peaje que habría que pagar para que cuadrase el dinero sería de 40 o 50 euros por tránsito. Habría que ver si mejora la economía del Suroccidente, porque, volviendo a Jovellanos, las infraestructuras son elementos para el desarrollo de la provincia.

-Y la provincia necesita...

-Quizás en lugar de en esas infraestructuras tenemos que invertir es en las autopistas que van por el aire y que permiten que alguien desde Los Oscos esté conectado con el Silicon Valley. Hay que planificar, saber lo que queremos y tener en cuenta que las carreteras sin más no valen nada.