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El Oviedo del futuro visto desde Nueva York

El arquitecto Jorge Valcárcel, ovetense afincado en la Gran Manzana, considera que el desarrollo de La Vega "puede sentenciar a la ciudad para bien o para mal"

Jorge Valcárcel. MIKI LÓPEZ

Jorge Valcárcel (Oviedo, 1985) dejó su ciudad natal en 2003 para estudiar arquitectura en Coruña, de ahí pasó a Barcelona y ya llegó el gran salto, China, donde estuvo cinco años. En la actualidad reside en Nueva york y trabaja en Handel Architects, la empresa encargada de levantar el memorial de las Torres Gemelas. Ahora trabaja en otro memorial, el que ha de recordar a las nueve víctimas de la matanza en una iglesia de Charleston (Carolina del Sur). Son proyectos muy simbólicos y emotivos en los que hay que tener muchísimo tacto para no herir ninguna sensibilidad. Los compañeros del ovetense que trabajaron en el memorial de las Torres Gemelas "tardaron dos años en decidir la colocación de los nombres de los fallecidos". Finalmente, explica Valcárcel, "se hizo con un algoritmo matemático en el que se introducían factores como la proximidad a las torres, las amistades entre los fallecidos, el tiempo que llevaban trabajando juntos...".

Y además, todo ello debe ser bajo el sello de arquitectura pasiva que dicta que "toda la energía calorífica de una casa se podría generar con un secador de pelo", resume.

Parece sencillo hacer arquitectura sostenible en una vivienda de Lugo de Llanera, por poner un ejemplo, pero los proyectos en los que está embarcado el ovetense, "son escala Estados Unidos", es decir, "una torre de 45 pisos en Queens o cuatro edificios de servicios múltiples en México D.F."

Son proyectos que cambian ciudades y Jorge Valcárcel también tiene ideas para su ciudad "porque Oviedo está en un punto muy especial". El arquitecto cita dos puntos claves, el viejo HUCA y la fábrica de Armas de la Vega, cuyo desarrollo en los próximos meses "puede sentenciar a Oviedo para bien o para mal". En su opinión, con La Vega, "hay que aprovechar para abrir la ciudad hacia el Norte" y propone "una zona de emprendedores" o "algo similar al Matadero de Madrid". "Cosas como esas son las que atraen gente y empresas a una ciudad", sentencia.

El trabajar a gran escala también le hace pensar a gran escala y no se centra sólo en Oviedo. sino en todo el área central de Asturias. "Desarrollar el área central de Asturias no debería ser ni siquiera motivo de discusión", dice, y pone un ejemplo, "lo que se hizo en Texas con Dallas, Austin y Huston" que conforman la cuarta área metropolitana más grande de Estados Unidos.

Pero todo hay que planearlo y dibujarlo "porque si dejas crecer las ciudades como se está haciendo al final va a ser muy difícil reordenarlo todo". Jorge Valcárcel tiene una visión clara, "una gran ciudad central en Asturias rodeada de espacios naturales y protegidos". Sería un gran atractivo "porque ahora la gente no quiere ir de turismo a zonas urbanas". "Tenemos una oportunidad única" que pasa por hacer una propuesta integral para toda Asturias "potenciando las cosas que tenemos y que nos caracterizan" lo que llevaría a "que funcione el medio rural".

Una vez asentado el modelo urbanístico, el desarrollo de un gran área central apoyada en las alas, hay que dar el siguiente paso, buscar el negocio clave para el desarrollo económico de la región, y ahí Valcárcel también lo tiene claro. "Hay que vender Asturias como un conjunto y potenciar la producción orgánica" porque, como apunta el arquitecto, "el negocio del futuro está en la comida y en ese aspecto Asturias puede tener una oportunidad única".

No habla de oídas sino por experiencia propia, por pagar 20 dólares por una botella de sidra en Utah y ver día a día como "la sidra es muy popular en Nueva York" y que pese a que apenas hay tiendas españolas "los productos españoles son muy demandados".

Un área central con Oviedo pivotando sobre la fábrica de La Vega, unas alas dedicadas al turismo y a la producción sostenible y toda una región ofreciendo una calidad turística muy por encima de la media y exportando productos de calidad con estándares ecológicos. Es un futuro que no es tan difícil de construir y que, volviendo al inicio del sueño de este ovetense que lo ve con la certeza que da la distancia, no se debería ni discutir.

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