"Katmandú, capital y mayor ciudad de Nepal, es aún un caos, con muchos edificios y monumentos tapados, y tardará mucho tiempo en volver a ser lo que era antes del terremoto de abril de 2015". Así lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA el alpinista ovetense Guillermo Rogel, que recientemente volvió a viajar al país para ver en qué condiciones se encuentra. "Las obras de reparación van muy lentas y me da la impresión de que parte del dinero que se está aportando no llega a su destino", señaló, a la vez que indicó su deseo de regresar. Rogel proyectó un documental de cuarenta minutos que realiza un repaso por varios lugares del país. "El problema de ir al Everest es el dinero, si nadie te apoya es imposible. El coste de una expedición es de 40.000 euros", explicó el montañero. Aunque la reconstrucción del país avanza con lentitud, sus habitantes no han perdido la alegría. "Los sherpas, que pueden llevar hasta 45 kilos a la espalda, son una población muy alegre, son muy trabajadores y siempre encuentran momentos para la diversión". A Guillermo Rogel, el seísmo de 2015, en el que perdieron la vida cuatro avilesinos, le sorprendió en el campo base del Island Peak, un coloso de más de seis mil metros de altitud.

"Estábamos tan tranquilamente tomando un té en un refugio cuando escuchamos un ruido muy fuerte, todo el mundo salió corriendo y a los pocos segundos el edificio ya se estaba cayendo", relató el ovetense, que en aquella ocasión acudió al Himalaya acompañado por el alpinista catalán Jordi Magrañá Escartín.

A pesar de las dificultades, Rogel volvió a expresar su confianza en el carácter de los nepalíes para que el país recupere el tono. La tragedia natural dejó un saldo oficial de casi 9.000 fallecidos y una huella en la población que será difícil de borrar.