"Los primeros años de la historia minera en Asturias se caracterizaron por un sistema organizado de corrupción, en el que estaban implicados inspectores de minas, ingenieros, así como los notables y las élites de los municipios mineros y de la región que intervinieron en su desarrollo".

Lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA Luis Aurelio González Prieto, autor del libro "Oro negro, dinero sucio". Una historia nueva de la minería asturiana que rompe mitos sobre el florecimiento de la industria minera a mediados del siglo XIX.

González Prieto presenta un panorama en el que nobles y financieros como Alejandro Aguado, marqués de las Marismas del Guadalquivir, afrancesado y banquero favorito de Fernando VII, "estaban más interesados en especular con las acciones de las empresas mineras que en extraer el carbón y crear riqueza en la zona". Aguado, creador, entre otras empresas, de la Compañía de Minas de España, practicaba, a juicio del autor, "un capitalismo de amigos en el que también intervinieron alcaldes que estaban metidos en esa mafia". La introducción del libro señala incluso que "la corrupción se extendía también a la venta de carbón extranjero como nacional para no pagar los aranceles establecidos."

Pelayo González-Pumariega Solís, profesor de la Escuela de Ingenieros de Minas de la Universidad de Oviedo, vaticinó que el libro se convertirá en una obra imprescindible. "Está planteada desde la originalidad, huyendo de tópicos; además, aporta muchos datos inéditos respaldados documentalmente". Eduardo García, periodista de LA NUEVA ESPAÑA, que presentó el acto, aseguró que de los escritos de González se desprende que "Asturias puso la mano de obra, los mineros muertos y el oro negro que enriqueció a otros".