"La carne está más sabrosa y los platos más elaborados. El menú de un dos estrellas Michelin me ha alegrado el día, pero la verdad es que los platos aquí son muy buenos. No tengo queja. Hasta ahora me ha gustado todo". Ana Rosario Suárez es una de los más de setecientos pacientes que ayer comieron un primero, un segundo y un postre elaborado por Nacho Manzano.

Esta mujer, natural de Villanueva de Santo Adriano, ingresó el sábado de madrugada tras romperse la tibia derecha en una caída y está a la espera de operarse la pierna. Manzano entró a eso de la una y media de la tarde en su habitación de la planta cuarta, la de traumatología. Lo hizo igual que cuando saluda a sus comensales en Casa Marcial para saber su impresión gastronómica. "¿Le ha gustado?", dijo el chef. "Sí, sí. Muchísimo. Qué apuro. Yo aquí en pijama...", respondió nerviosa la paciente justo cuando estaba terminando la "cuajada de apio, agua de manzana y contrastes anisados" que le habían servido de postre. Antes dio buena cuenta de un plato de verdinas con bacalao y pil pil y de otro a base de chamón en su jugo con ñoquis de maíz y espinacas. La carne triunfó en todas las plantas. Manzano se hizo con jarrete de la mejor calidad y lo cocinó a baja temperatura durante catorce horas.

"Buenísimo. Un diez. Hice fotos a los platos para mandárselas a mi hermana y que alucine con el nivel del HUCA". El menú Michelin contribuyó a mejorar el estado de ánimo de la luanquina Claudia López, de 31 años, que hoy se somete a una intervención quirúrgica. Es la segunda vez que ingresa en el centro sanitario en poco espacio de tiempo desde que sufrió un accidente de moto que le causó numerosos traumatismos. "Estoy nerviosa por la operación y este tipo de cosas, unos platos diferentes, me distraen y hacen ilusión. Si pasara por aquí Manzano, me haría un selfie". El deseo llegó rápidamente a oídos del chef y la foto se hizo realidad en un momento. La chica alabó la comida, pero también destacó "el buen nivel del menú diario" del hospital asturiano.

El cocinero estuvo hospitalizado una vez en el antiguo HUCA del Cristo por una dolencia menor. Guarda buen recuerdo de la comida. "Me pareció muy digna. Soy consciente de que el momento en que los enfermos reciben las bandejas de alimentos es uno de los más esperados y quería contribuir un poco más a ese atisbo de alegría".

Manzano diseñó el menú bajo la supervisión del servicio de Endocrinología del HUCA. El hospital sirve diariamente unas 940 comidas adaptadas a las diferentes necesidades de cada comensal. Por eso, 700 personas disfrutaron ayer de los tres platos Michelín sin variantes. Algunas pudieron comer dos, una o ninguna de las creaciones del chef y tuvieron que contentarse con elaboraciones acordes a sus patologías. Así, los diabéticos sustituyeron la cuajada por fruta.

Sesenta personas, entre las que estaba el chef asturiano y uno de sus ayudantes, trabajaron ayer en las cocinas del HUCA toda la mañana para elaborar el menú. La eficacia y la seriedad del personal -protegidos con mascarillas y batas- fue la misma que cualquier otro día.