El cocinero del Clic, un conocido establecimiento situado en la plaza Teodoro López Cuesta del barrio del Cristo, resultó herido grave esta mañana tres ser apuñalado por un hombre que entró en el local exigiendo el dinero de la recaudación y "esgrimiendo lo que parecía ser un arma de fuego simulada", según fuentes policiales. El empleado, que en ese momento estaba sólo en el bar, se enfrentó al asaltante al darse cuenta de que la pistola no era verdadera, pero el delincuente sacó un arma blanca y lo acuchilló por dos veces en el vientre. El hombre, "de unos cuarenta años" y de origen filipino, permanece ingresado en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) con pronóstico grave. Al delincuente le sigue buscando la policía.

Los hechos tuvieron lugar alrededor de la una de la tarde. El local en el que ocurrió todo no abre los martes, pero el cocinero había acudido a trabajar de igual forma. "Seguramente había venido a limpiar o a colocar algo de compra", explicaba todavía nervioso David González Codón, el dueño del local y presidente de la junta local de la patronal hostelera Otea. "Lo más importante es que esté bien", repetía González Codón mientras la Policía Científica tomaba huellas en el local y peinaba los alrededores en busca de pistas. Encontraron el cuchillo en el interior del bar y un cajón manipulado, entre otras evidencias. Según ha podido saber este diario, el ladrón se llevó un botín de 1.300 euros.

El delincuente entró al local por una puerta situada en la parte trasera, una vía peatonal y sin salida en la que el tránsito es menor. Las personas que atendieron inicialmente a la víctima, entre ellas Arturo Argüelles, aseguran que tenía "al menos una herida que se veía a través de la ropa" y que sangraba en abundancia. "Lloraba, estaba muy nervioso y se agarraba el vientre. Pronto llegaron los médicos con la UVI-móvil y se lo llevaron al hospital", explica este vecino.

Entre los nervios y el dolor de las heridas la víctima sólo acertó a decir que su agresor es "un hombre alto". Los agentes que se personaron en la zona revisaron cada milímetro de los alrededores, buscaron cámaras de vigilancia cercanas para analizar sus grabaciones y se entrevistaron con vecinos de la zona para tratar de encontrar pistas que los llevasen hasta al autor. "Pudo haber salido hacia la zona del ambulatorio porque por otro lado hay más bares y establecimientos y nadie lo vio", afirma Arturo Argüelles.

En medio del revuelo los clientes de otro bar situado en las inmediaciones avisaron a la policía de que había aparecido una navaja a la puerta del local. Los agentes la recogieron con los guantes, pero ni siquiera estaba manchada de sangre y no parecía el arma utilizada por el atracador.