"Toda crisis existencial es maravillosa para la persona; un momento brutal de lucidez". El coach, escritor y bloguero Iván Ojanguren lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana, pensando en su propia experiencia. "A los 32 años me pregunté a mí mismo lo qué quería hacer en la vida".

Ojanguren explicó que en el año 2011 tocó fondo. "Estando expatriado en Bahrein , donde pasé tres años de mi vida, sentí un mazazo en forma de vacío interior; una sensación de incongruencia e irrealidad inimaginables. Esta sensación, lejos de hundirme, y contra todo pronóstico, fue el empujón que necesitaba para hacer un punto de inflexión en mi vida". "Más adelante entendí que la vida no trata de encontrar respuestas concretas: la vida trata de fluir y de hacer que cada momento tenga el mayor sentido posible. La vida es un viaje, no un destino. Un viaje fascinante, una búsqueda constante, un camino consciente y profundamente maravilloso", añadió.

Y ayer, el conferenciante quiso compartir con el público los secretos para realizar ese viaje con éxito. "Me di cuenta de que todo este sistema crea personas dóciles y profundamente dependientes. Los mismos que se quejan, luego se enfadan cuando alguien sale del redil; no hay que tener miedo a hacerlo". Ojanguren está convencido de que la nueva era de la información y el conocimiento ha sustituido a la vieja era industrial. "El siglo XXI ha traído consigo un cambio de era. Ahora el trabajo no se mendiga: lo que cuenta es el talento de cada uno, no los sectores de actividad, señaló, antes de abundar: "Las viejas reglas ya no sirven; ya no es tan importante amasar títulos en el currículum; en realidad las personas a las que les va bien no trabajan al uso, piensan y emplean las tecnologías para ganar dinero".

"Ya no se necesita dinero para generar riqueza; ése es uno de los grandes cambios de paradigma", concluyó.