"A día de hoy no me explico por qué no se quejo de nada". Así trató de defenderse ayer el hombre acusado de quemar a un niño de 3 años con el agua de la ducha en octubre de 2015. El varón, amigo de la madre del menor con el que sus dos hijos compartían guardería, declaró desconocer las causas por las cuales el pequeño sufrió quemaduras de segundo grado en el 25% de su cuerpo. El imputado por un delito de lesiones imprudentes por el que le piden dos años de prisión reconoció haber metido en la ducha al niño para limpiar los restos de una diarrea, pero aseguró haber comprobado que la temperatura del agua era normal. Por su parte, la Fiscalía cree demostrado que no comprobó que el agua "salía casi hirviendo" y decidió mantener su petición de cárcel.

La vista celebrada ayer en el juzgado de lo penal número 1 contó hasta con nueve testimonios. La defensa del hombre se basó en que los daños ocasionados al menor se debieron a un accidente doméstico y, por tanto, no cabe responsabilidad penal. "No hay ninguna prueba de una posible imprudencia", defendió el abogado de la defensa.

El propio acusado fue más allá e incluso rompió a llorar en su alegato final para defender su inocencia. "Jamás le haría daño al niño porque lo quiero como si fuera mi hijo", apuntó después de aclarar que su relación con la madre del menor era de amistad, pero que solían pernoctar ambos y sus hijos en sus respectivas casas "de manera ocasional".

Fue en una de esas ocasiones cuando tuvieron lugar los hechos juzgados. El hombre fue a buscar al colegio al niño y se lo llevó junto a sus dos vástagos a jugar al Campo de San Francisco. Asegura que la madre del menor había sufrido un accidente y no había llegado a tiempo al centro escolar. Posteriormente, la mujer pasó por la vivienda del imputado para recoger a los niños. Al estar ya acostados decidió quedarse también a dormir, pero antes fue a cambiar el coche de sitio por estar mal estacionado.

A su vuelta a la vivienda se encontró con su hijo despierto. "Me dijo en tono jovial que había tenido un problema", relató la progenitora. El hombre le explicó luego que había sufrido una diarrea y había tenido que limpiarlo en la ducha. Sin embargo, la madre vio cómo el niño tenía varias partes de la piel enrojecida. "Le apliqué una crema que tenía en mi casa, pero al ver que no mejoraba lo llevamos al HUCA", relató sobre un traslado que dio paso a 42 días de ingreso del menor, 140 días de recuperación y varias secuelas estéticas por las quemaduras de segundo grado provocadas por el agua "que solía salir casi hirviendo" de la ducha, según afirmó la propia mujer.

Durante la vista se visualizaron las entrevistas realizadas por los psicólogos al menor tras el suceso. Según las partes, en el mismo se pudo ver cómo el niño atribuía las quemaduras al hombre. "Me hizo daño con la ducha", dicen que afirmó el menor.

Tanto la defensa como la mujer dejaron entrever que el propio pequeño pudo aprovechar la ausencia del baño del hombre durante unos segundos para coger ropa para accionar la ducha y quemarse. Sin embargo, los médicos forenses ven poco probable esa posibilidad por la distribución de las quemaduras en la espalda y zonas de difícil acceso.