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Por tierras de Colunga y Villaviciosa

Rumbo a la senda del mar

El recorrido que va de Luces a Misiego es una sucesión de - paisajes costeros en los que aún se ven huellas de dinosaurio

Rumbo a la senda del mar

El recorrido que va de Luces a la playa de Misiego comienza en el pueblo colungués, rumbo al faro. Tras pasar por la ultima casa se llega a un cruce, donde se divisa un poco más adelante una gran nave ganadera. Es necesario desviarse para continuar por el camino de la izquierda, donde a pocos metros aparece un cruce.

Es este punto puede tomarse el camino de la derecha (sólo si la marea esta baja), y acercarse al acantilado para contemplar una de las ignitas que hay por la zona. Para ello hay que seguir siempre por el camino de la derecha hasta llegar a los eucaliptos donde se ignora, primero el sendero que sale perpendicular a la derecha y luego el próximo a la izquierda. Se llega a un prado al borde del acantilado donde se coge un sendero que desciende hasta su base.

A pocos metros del final del camino, en la misma base del acantilado, se encuentra un bloque suelto de arenisca que conserva dos contra moldes de huellas de dinosaurio. Uno de ellos tiene forma de media luna y procede de la mano de un saurópodo de tamaño medio. El otro, de forma tridáctila, corresponde al pie izquierdo de un terópodo de gran talla, cuya altura de cadera se estima en torno a los 2,7 metros.

Siguiendo por el pie del acantilado, ahora hacia el oeste, unos 300 metros y prácticamente en el extremo de la ensenada de la pequeña playa arenosa que se desarrolla esporádicamente en ese lugar, se encuentran varios estratos de arenisca gris.

Dos de ellos contienen también huellas de dinosaurios. En el caso de marea baja y de coeficiente alto, se puede continuar, con cuidado, por el pedrero hasta llegar a Santa Mera, donde se asciende por un sendero que lleva junto a la depuradora, a unos 500 metros de la playa de Rodiles (Villaviciosa).

La ruta continúa por el camino de la izquierda ignorando el primer camino que sale a la izquierda, siguiendo siempre por la pista principal. A pocos metros de este cruce aparece otra encrucijada que se sigue hacia la derecha y que se dirige hacia el oeste entre prados y eucaliptos, pasando junto a una finca que tiene dos grandes piedras de arenisca en la entradas.

Poco después se alcanza el barrio de la Quintana de la Busta que recibe al caminante con un depósito de leche colocado sobre una edificación. También hay dos bonitos hórreos, uno con pasillo y otro sin él. A la salida del barrio se coge el sendero de la derecha. El caminante debe seguir siempre por ese camino ignorando el siguiente de la derecha, hasta llegar al barrio del Chiscón.

El recorrido prosigue por la pista asfaltada hacia los eucaliptos que se ven al fondo, dejando unas casas a la izquierda, así como el próximo desvío a la derecha que conduce a una casa de turismo rural. El camino sigue entre praderas y pomaradas hasta llegar a una casa de dos pisos, donde sale un camino asfaltado a la derecha.

Se abandona la carretera para seguir por la derecha. Tras coger el desvío se ve una bonita casa que tiene un árbol de mimosa a la entrada.

La carretera se interna en un eucaliptal. A la salida aparecen las primeras casas de Santa Mera. A la entrada de la localidad hay dos bonitos hórreos. En este punto hay que decidir por donde seguir. Para acercarse al acantilado hay que ir hacia la capilla para seguir por el camino que lleva a la playa de la Conejera.

A la salida de Villar se toma un camino que desciende hacia unas casas. El firme se vuelve de tierra y avanza por una senda que ofrece excepcionales vistas de la Ría de Villaviciosa.

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