La falta de empatía o la torpeza física son rasgos que pueden alertarnos del síndrome de Asperger, un trastorno neuro-biológico que suele detectarse durante la edad escolar y que ocasiona en quien lo sufre dificultades para desarrollar habilidades sociales y en el reconocimiento emocional. Estos trastornos hacen que sea difícil interactuar con las personas que padecen esta enfermedad, sobre la que algunos estudios apuntan que afecta más a hombres.

La concienciación social y el apoyo psicológico son las principales herramientas para conseguir la integración de los afectados con el síndrome de Asperger. En la mesa redonda de esta tarde estará Gema Trelles, psicóloga de la Asociación Asperger de Asturias que actualmente aglutina a 255 socios.

Tratamientos para el síndrome de Asperger

Una vez que el psicólogo establece el diagnóstico con el síndrome de Asperger, se pueden poner en marcha programas específicos de tratamiento que incluyan diferentes terapias que van a favorecer un desarrollo óptimo del niño u adolescente.

Estas terapias cognitivo conductuales están definidas para evitar rutinas obsesivas y repetitivas, y buscan que los afectados aprendan a manejar el estrés y la ansiedad, así como a medir sus emociones y ser capaz de canalizarlas. Mejorando la percepción propia mejorarán la percepción de los demás, y con ello la capacidad de adaptarse al medio social. Otras terapias que recomiendan los expertos son las especializadas del lenguaje, ya sean individuales o grupales, que sirven para reducir los problemas a la hora de hablar en público, estableciendo patrones de conversación e interacción social.

Pautas de comportamiento

Los psicólogos coinciden en ofrecer una serie de pautas para los padres o cuidadores de personas afectadas con el síndrome de Asperger.

En primer lugar, hay que establecer rutinas que ayuden a los afectados a controlar el ambiente y a prevenir lo que va a suceder. El menor debe sentirse motivado en la realización de tareas. Para ello, hay que conocer sus intereses. Además se deben evitar confrontaciones, hay que ser pacientes con los afectados, ya que esto puede producir una conducta aún más inflexible en la persona con Asperger.

Otra de las pautas es adecuar el lenguaje de tal forma que pueda ser comprendido por todos, esquivando figuras literarias y dobles sentidos que lleven a confusiones. También hay que fomentar su participación en actividades grupales de manera progresiva, sin provocar estados emocionales de ansiedad. Por último, hay que dotar a la familia de estrategias y herramientas que les permitan actuar adecuadamente, tanto en casa como en determinadas situaciones sociales.