Pocas veces el lápiz alcanza estos niveles de realismo casi fotográfico. El artista llanisco Mon Cabrales (1984) inaugura a las 19,30 horas de hoy una exposición en la sala Borrón de Oviedo que es todo un prodigio de maestría en el manejo del dibujo con grafito sobre el papel. Sobre grandes formatos, Cabrales retrata a personajes de su entorno más cercano dotándolos de movimiento, creando superposiciones que confieren a cada obra un inquietante temblor, en ocasiones claustrofóbico, y siempre construyendo escenas impactantes. Todas estas obras de Cabrales son fruto de un trabajo meticuloso y pulcro al alcance de pocos dibujantes.

La exposición que hoy se inaugura en la sala Borrón y que permanecerá abierta hasta el próximo 15 de marzo lleva por título "La feria de los rostros. Desplazamientos y relevamientos". Se trata de la tercera exposición individual de un joven artista que expuso por primera vez en el espacio de arte "Dos Ajolotes" y en el Valey Centro Cultural de Piedras Blancas. En 2016 fue seleccionado dentro de la muestra colectiva del Certamen de Arte de Luarca y, el año pasado, quedó finalista de la medalla de la Feria de Arte de Oviedo, donde mostró algunos de sus cuidadísimos trabajos.

El crítico de arte Jaime Luis Martín es el comisario de esta exposición del joven artista llanisco, licenciado en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco. Martín destaca el sorprendente dominio en el manejo del lápiz que demuestra este creador, que somete a los rostros que retrata "a una presión temporal hasta llevarlos a la deformación, a lo monstruoso, permitiendo pliegues formales y narrativos inquietantes, alejándolos de visiones amables y afectivas".

El comisario de la muestra destaca de la obra de Cabrales, tanto en la seleccionada para el Certamen de Arte de Luarca como en los papeles que ahora se muestran en la sala Borrón, "sus preocupaciones por la producción de imágenes que contuvieran el tiempo y el movimiento, una mayor información que activase relatos equívocos, no lineales, donde la multiplicidad de secuencias que define el rostro conectase con la memoria y la identidad". En las obras que el público verá en Borrón, el público descubrirá, detalla el comisario de la muestra, que "Cabrales no llega a lo monstruoso enfatizando lo desfigurado, ni poniendo un espejo deformante ante el rostro, sino que alcanza esa monstruosidad entremezclando tiempos, interfiriendo en el devenir, reflejando los movimientos, las traslaciones y las microhistorias de pertenencia y reconocimiento".