Se pasaba el día obsesionado con seguir una rutina. Cualquier cosa, el más mínimo detalle que se saliera de lo convencional, de lo que hacía cada día y en el orden en el que lo hacía, tenia la creencia de que le causaría mala suerte. Aquello era un sin vivir. Ya desde primera hora tenia un ritual para levantarse de la cama, y eso sólo era el principio.
Siempre estaba en tensión, y el día en el que algo cambiaba la jornada era un autentico martirio. No ansiaba más que terminase y así ya todo habría pasado. Una tortura. Incluso en casa la colocación de las cosas también tenía su importancia, todo estratégicamente pensado para atraer la buena suerte. Nada más entrar por la puerta lo primero que uno se encontraba de frente era una maceta con una sanseviera. Había oído que esta planta atraía la buena suerte y que la colocación tenia que ir en ese preciso lugar.
Originaria de África, su nombre científico es Sansevieria trifasciata, pero en realidad se la conoce más por sanseviera, lengua de tigre, lengua de suegra o espada de San Jorge, entre otros. Es una planta que normalmente se encuentra en el interior, y muy recomendable, gracias a su capacidad de limpiar el ambiente, y su gran resistencia a la falta de agua y luz. En lugares oscuros donde parece que ninguna planta va a conseguir vivir, la sanseviera aguanta sin inconvenientes. Esto junto a su escasa necesidad hídrica, sobretodo en invierno, hacen que sea ideal para aquellos que se olvidan de regar o que apenas están en casa para atenderla. A todo esto hay que sumar la gran capacidad que tiene de eliminar el benceno.
Es posible encontrar esta planta en exteriores, en aquellos lugares en los que las temperaturas mínimas no bajan de los cinco grados bajo cero o en aquellos lugares en los que las lluvias son escasas o en un lugar donde no le llegue el agua fácilmente, pues la combinación de exceso de humedad con las bajas temperaturas puede ser letal para la sanseviera. En primavera y verano una vez al mes es aconsejable añadir un poco de fertilizante al agua de riego; en otoño e invierno no se debe abonar. El sustrato en ambos casos, tanto si decidimos cultivar en interior como en exterior, tiene que ser ligeramente arenoso, así nos aseguraremos que no encharque y crezca mucho mejor. El que viene preparado especial para cactus y plantas crasas es perfecto.
Contrariamente a lo que se cree, sí que llega a florecer. Aunque no es una floración demasiado vistosa, da lugar a una baya anaranjada. A medida que va creciendo se pueden ir pasando a macetas muchos mayores o ir dividiendo la planta, separando rizomas, haciendo con una cuchilla un corte limpio y dividiéndola en dos o más. Otra forma de reproducirla es mediante esqueje. Con una hoja se pueden hacer varios, se impregnan en hormonas de enraizamiento, y en una mezcla de arena y turba se ponen a enraizar; en poco tiempo tendremos listas nuevas plantas, eso si tengan presente que al reproducirlas por esqueje la planta resultante será de un solo color.
En ocasiones pueden aparecer manchas en la base de las hojas, incluso pudrición; esto se debe a un exceso de agua. Debemos sacar la planta de la maceta; eliminar todas las partes podridas y dejar secar al aire durante una semana. Este tipo de cosas pueden evitarse si limitamos los riegos a uno al mes en los meses de calor y prácticamente ninguno en los meses de frio, poniendo siempre el agua en un plato.
Las cochinillas, fáciles de identificar, se pueden eliminar de manera manual con un algodón empapado en alcohol, o pulverizando con agua jabonosa, o si el caso es difícil de controlar con productos químicos.
Una fisiopatía importante es la pérdida de las diferentes tonalidades en la hoja, si desaparecen esos tonos amarillos y con el paso del tiempo las hojas pasan a ser verdes es síntoma de que el lugar elegido es muy oscuro. No solo por lo que nos ayudara a mejorar el ambiente en casa, también por su fácil cuidado esta planta no debe faltar.
