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El Val: nos adentramos en el mercado de Valladolid que quiere copiar el Fontán de Oviedo

Los comerciantes de la histórica plaza pucelana recomiendan para la capital asturiana su exitoso modelo

El Val: nos adentramos en el mercado de Valladolid que quiere copiar el Fontán de Oviedo

Valladolid,

José A. ORDÓÑEZ

"La tendencia en toda Europa es que las antiguas plazas de abastos se conviertan en espacios en los que se conjugan los puestos tradicionales de venta con la hostelería, la gastronomía, los productos gourmets y los hipermercados. Es lo que hemos hecho aquí en Valladolid y lo que recomendaría para Oviedo". Quien así habla es Javier de las Heras, propietario de una carnicería en el mercado pucelano El Val, espejo en el que quieren mirarse los comerciantes del Fontán para reactivar el emblemático recinto del Antiguo. Inaugurado en 1882, tres años antes que el inmueble del casco histórico ovetense, El Val fue sometido a una profunda renovación entre 2014 y 2016, con una inversión de 11,1 millones de euros. De ella ha surgido una plaza cubierta totalmente remozada y con una atractiva y novedosa oferta de gastropuestos de degustación de alimentos y chateo de vinos y cañas. El modelo satisface a los propietarios de los negocios, encandila a sus clientes y supone un aliciente más para el turismo local. LA NUEVA ESPAÑA ha visitado el céntrico mercado vallisoletano. Y dentro de ocho días, varios miembros de la directiva del mercado ovetense visitarán El Val para conocer su funcionamiento. Con ellos irá Agustín Iglesias Caunedo (PP), portavoz de la oposición en Oviedo y firmante de una moción que pide aplicar este modelo de calidad en el Fontán.

"Antes de la reforma estábamos en una decadencia total y ahora hemos conseguido un incremento ostensible de las ventas, gracias a una mayor variedad de la oferta con gastropuestos y a las actividades culturales y recreativas que organizamos", apunta De las Heras, el carnicero pucelano. Esta positiva visión del mercado se ve reforzada por la opinión de la clientela. "Como vallisoletana, estoy muy orgullosa de la gran calidad que hay en los puestos y de que no se haya perdido el estilo de una plaza que tiene más de cien años", apunta María Antonia Lobato, mientras disfruta de un aperitivo en un bar del recinto junto a su amiga Josefina López, residente en Málaga.

La recuperación de El Val, que ya había sido mejorado en 1982, obligó a trasladar durante tres años los puestos a una plaza provisional del cercano parque de Poniente, que acaba de ser derribada. El histórico recinto, ubicado justo al lado del Ayuntamiento de Valladolid y a un paso de la Plaza Mayor, pudo ser rehabilitado cumpliendo con unas directrices marcadas por el servicio de Patrimonio de la Junta de Castilla y León no demasiado exigentes. Resultó obligatorio respetar la estructura de hierro original, pero poco más, ya que los ladrillos de las paredes laterales han sido sustituidos por grandes cristaleras que garantizan la antaño inexistente luminosidad en todo el recinto.

El interior, de 2.000 metros cuadrados, fue renovado por completo. Cuenta con 44 puestos independientes unos de otros y de 18 metros cada uno de ellos, de los que ocho son gastronómicos, además de un hipermercado en el sótano. En un lateral, y ubicado sobre los puestos, se ha habilitado un espacio, denominado "Ágora", en el que se organizan numerosas actividades, como cursos de cocina o charlas sobre dietética, para incrementar el atractivo de la plaza y atraer clientes. Por cierto, el mobiliario de esa zona no le cuesta ni un euro a la asociación de comerciantes de El Val, que tienen la concesión durante 50 años de un inmueble de propiedad municipal, pero que gestionan y mantienen los puestos con la ayuda de un servicio de gerencia que se encarga de las actividades de dinamización. Un acuerdo con IKea facilita gratis el equipamiento del "Ágora". "El objetivo es ampliar en el corto plazo esa oferta de ocio con espectáculos de magia, cursos de baile o monólogos para que cada vez haya más gente en el mercado", apunta Gerardo Gómez, encargado de un gastropuesto en el que, además de tapas y raciones, ofrece cañas y vinos de la tierra.

La ampliación de la oferta en El Val más allá de lo que era la venta tradicional también ha conllevado notables cambios en los horarios de apertura y en los hábitos de compra. Los gastropuestos abren hasta la medianoche y están especialmente concurridos durante los fines de semana. Lo confirma Beatriz Escaladas, que regenta un negocio de venta de quesos en el que también ofrece la posibilidad de degustar sus productos acompañados de un buen vino del Duero. "El mercado va bien y yo también recomendaría a Oviedo que amplíe la oferta en hostelería, porque anima y ganas clientela con la gente que viene a tomar algo y se anima a comprar", subraya esta quesera de la localidad pucelana de Serrada.

Al igual que sucede con El Fontán, el mercado del casco antiguo de Valladolid disfruta de una privilegiada ubicación que también tiene sus inconvenientes, como unos problemas de estacionamiento a los que los comerciantes tratan de dar respuesta. Afirma Javier de las Heras que, en un principio, estaba previsto habilitar un parking para dar servicio a la plaza, pero que no fue posible por las restricciones de Patrimonio. "A cambio, lo que hacemos es potenciar el servicio a domicilio y contar con acuerdos con los aparcamientos públicos cercanos, como el de la plaza Mayor, para que hagan descuentos a nuestros clientes", asegura este carnicero, que también anuncia la inminente entrada en servicio de un puesto de consigna con refrigeración en el recinto.

Pocos puestos libres

Vanesa Burón, al frente de un gastropuesto de dulces y pinchos variados, confirma que el mercado del casco antiguo vallisoletano ha salido ganando. La comerciante conoce bien Oviedo y no duda de que el modelo mixto de venta y degustación le vendría bien al Fontán. Según indica, la ocupación en El Val va a más y, poco a poco, se van llenando los escasos espacios libres. "Sólo quedan disponibles cinco o seis de alimentación y un par de los gastronómicos", apunta Burón tras la barra de su establecimiento, acompañada de su compañera Mireia Vega.

Otro de los responsables de uno de los gastropuestos, Rodrigo González, que abandonó un trabajo como interiorista en Barcelona para regresar a Valladolid, asegura que la clave de espacios como el del Fontán está en "dar la máxima calidad", en su caso enfocada a los pescados y mariscos. Asegura que, por lo que se refiere al sector hostelero y de degustación, "nuestro reto está ahora en ampliar a los días laborables la alta afluencia que hay en los fines de semana". Para ello, confía en que en breve abra una terraza en el exterior del mercado y una ludoteca para niños en el interior. No obstante, reconoce que los comerciantes y hosteleros están "satisfechos" de cómo marchan las cosas.

Uno de los aspectos que más llaman la atención del visitante en El Val es que en la planta sótano abra sus puertas un híper cuya implantación fue buscada expresamente por los propios comerciantes del recinto. Y es que, según explica Javier de las Heras, ese establecimiento "ayuda" a captar clientes sin suponer una competencia directa. "Los puestos ofrecen otro tipo de productos, de una calidad superior, que complementan la oferta global del mercado".

La opinión unánime en El Val es que la combinación de la venta tradicional y de los nuevos puestos de degustación ha revitalizado la antigua plaza de abastos del casco histórico y que se trata de una fórmula en la que hay que avanzar y que ya no tiene marcha atrás. Los comerciantes coinciden en que Oviedo también debería seguir el mismo camino para revitalizar El Fontán, tal y como se propone desde los puestos de venta del Antiguo y en la moción presentada por el PP en el registro municipal. En el tripartito hay división de opiniones al respecto.

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