El incendio declarado ayer en la sexta planta de un bloque de viviendas de Ciudad Naranco, espectacular y que originó un llamativo dispositivo de extinción, no llegó a mayores y se saldó con una vivienda arrasada por el fuego -no quedó rastro del salón y de uno de los dormitorios- y un par de personas atendidas a causa de crisis de ansiedad. Uno de ellos fue el ocupante del piso en el que se declaró el fuego, que escapó de las llamas saltando a la terraza de su vecino. El edificio, en el número 35 de Augusto Junquera, fue desalojado y durante la intervención de los bomberos quedaron cortadas al tráfico esa calle y Torrecerredo. Los bomberos sofocaron el incendio, "enfriaron" el edificio y al final del día los vecinos pudieron regresar a sus casas.

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El servicio municipal de Extinción de Incendios aún no había logrado a última hora de ayer determinar cuál había sido la causa del incendio y cómo se había propagado. Los bomberos examinaron la calefacción del edificio, acompañados por un vecino, y técnicos de la compañía de electridad revisaron la instalación.

Hacia las cuatro de la tarde, los vecinos dieron el aviso del incendio. Las llamas no traspasaron la puerta de la vivienda en la que empezó -un dúplex en el último piso- pero el humo en el se extendió rápidamente por las zonas comunes, pasillos y escaleras, y llegó a penetrar en las viviendas más próximas. La humareda estuvo saliendo durante alrededor de dos de horas por la azotea del edificio.

Cuando los bomberos llegaron el piso en llamas estaba vacío. El hombre que estaba en su interior había escapado del fuego saltando a la terraza del vecino, contigua a la suya y en la azotea. No presentaba ninguna lesión, aunque tuvo que ser atendido en el HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias), según refirieron fuentes policiales.

Un vecino de la misma planta que el siniestrado contaba ayer, a pie de calle, que advirtió el humo y que al abrir la puerta se encontró con una humareda densa y oscura, hasta tal punto que solo pudieron salir, él y su esposa, con la ayuda de los bomberos. Su hijo, Sergio Micas, contó que tuvieron que ayudarse de linternas para avanzar entre el humo, escaleras abajo.

Más abajo, en el primer piso, María Ángeles Alonso siguió con su siesta cuando ya todo el edificio había sido desalojado. La mujer, según contó, se quedó profundamente dormida tras la comida y no se despertó, a pesar de que los bomberos fueron llamando al timbre piso por piso y haciendo salir a sus ocupantes. Fue el ruido y ajetreo en la calle lo que, lo que le llegó a través de la ventana y al cabo de un buen rato.

" title="En las inmediaciones del inmueble permanecieron estacionadas las patrullas de la Policía Nacional y Local, una ambulancia y una UVI móvil">En las inmediaciones del inmueble permanecieron estacionadas las patrullas de la Policía Nacional y Local, una ambulancia y una UVI móvil. Una vecina tuvo que ser atendida allí mismo por un leve ataque de ansiedad.

Los bomberos desplazaron dos vehículos autobomba y una autoescalera hasta la calle Augusto Junquera.