Enrique Baquerizo interpretará a un Don Hilarión en bañador en "La verbena de la Paloma" ideada por Maxi Rodríguez. El barítono madrileño es un veterano de la escena. Don Hilarión es una incorporación reciente a su repertorio, que encarnó por primera vez en la Zarzuela de Madrid y bajo la dirección de Juan Carlos Plaza. "La verbena de la Paloma, pensión completa", el título de la versión de Maxi Rodríguez, se estrena mañana a las ocho de la tarde en el teatro Campoamor y el sábado habrá una segunda representación, a la misma hora dentro de la programación del XXV Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo organizado por la Fundación Municipal de Cultura y patrocinado por LA NUEVA ESPAÑA.
- ¿Cómo es el Don Hilarión que interpretará en el Campoamor?
-Mi personaje es el que menos tocado está en la nueva versión de Maxi: sigo siendo un señor mayor, boticario, me siguen gustando las chicas -aunque en esta versión Casta y Susana son pensionistas-, es el que menos ha cambiado respecto a la versión original. En teatro siempre se pueden aportar cosas y con el montaje de Maxi no tienes más remedio que hacerlo.
- ¿Cómo reaccionó al descubrir el nuevo escenario propuesto por Maxi Rodríguez?
-Es sorprendente. Estoy acostumbrado a enfrentarme a nuevas escenografías, siempre he estado a favor de las incursiones y las aportaciones del cine y el teatro en la lírica. Y las innovaciones conllevan riesgos. A unos no les gustará nada y a otros la versión de Maxi les parecerá fantástica.
- Nada que ver con la versión de Juan Carlos Plaza.
-La versión de Madrid era más convencional, ésta es más atrevida. Resultaba un poco chocante, pero hemos ido trabajándola y ha sido cada vez más asequible. La música es la misma de siempre y se han encontrado motivaciones actorales para la nueva situación.
- ¿Y será un Don Hilarión pasado por agua y en bañador?
-Como prácticamente todo el mundo: la acción se desarrolla en una piscina de un hotel de tres estrellas.
- Oviedo está apostando por la renovación del género chico. ¿El futuro de la zarzuela pasa por ello?
-Hay que dar los retoques necesarios para atraer a gente nueva a la zarzuela. En Madrid, el Teatro de la Zarzuela, con Daniel Bianco, ha puesto en marcha un proyecto, Zarza, para atraer a la gente joven a la zarzuela. Las de zarzuela son obras muy costumbristas y se presentan como un bombón, con el envoltorio muy acabado. Es algo así como lo que pasa con "Porgy and Bess", que es una obra difícil de sacar de su ambiente. Son creaciones que parecen intocables y el riesgo de la innovación puede ser algo mayor
- ¿No teme la reacción del público más conservador?
-La innovación siempre se ha recibido con resistencia. Hay un montón de zarzuelas escritas con libretos muy malos que necesitan una actualización. Ese no es el caso de "La verbena de la Paloma", que es una obra maestra, pero es un cuadro que hay que mirar como quien mira un cuadro de Velázquez.
- Madrid y Oviedo son las únicas ciudades que mantienen una programación de zarzuela estable.
-Es una pena porque es un género tan nuestro..., y en todo el país es bienvenido. Depende de opciones, también de opciones políticas respecto a la cultura. La zarzuela es ante todo espectáculo.
- ¿Hay nuevos autores de zarzuela?
-Al principio de mi carrera recuerdo que la temporada de Madrid tenía una sección de obras totalmente nuevas, con autores como García Román; ahora eso ha desaparecido. Pero hay mucho músico nuevo que podría hacer algo interesante.
- ¿La zarzuela ha ido a menos por la crisis económica?
-Cuando falta dinero la cultura es la primera que sufre y eso ha sido evidente con la crisis y la zarzuela.
- ¿Sus proyectos?
-Voy a hacer una "Katiuska" en Madrid con Emilio Sagi. Estoy en este momento de la vida en la que hago lo que me apetece hacer. Mi primer contrato profesional lo firme en 1978 en Detroit, fíjese lo que llevo trabajado.
- Y ha actuado a menudo en Oviedo.
-Sí, en la ópera y la zarzuela. Me encanta Oviedo, su gente, mi novia es asturiana... Asturias siempre ha sido mi paraíso perdido.
