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La joya comprada con la primera paga extra

Era típico que los sueldos iniciales se destinasen a la adquisición de algún objeto preciado; ése fue el caso del reloj que resiste el paso del tiempo

La joya comprada con la primera paga extra

Era el año 1962. Mi primer trabajo oficial en Autisa, una delegación de Barreiros Diesel, situada en la calle General Elorza. Llegado el mes de julio recibí mi primera paga extraordinaria que yo llevé puntualmente a mi madre, administradora de la casa en la que vivíamos los dos. Más ella me sorprendió y me dijo: "con ese dinero cómprate un reloj. Vete a la relojería de Faustino Álvarez, padre de Emma, la esposa de mi hermano".

Lo del reloj me puso muy alegre. Además yo ya había visto en diferentes relojerías de Oviedo escaparates con diferentes marcas. Entre ellas había una curiosidad que llamaba la atención: en una pecera llena de agua habían hundido un reloj de acero, como entonces decían "automático, sumergible y calendario". Era de la marca Certina y modelo DS.

Así que con aquel dinero fresco y gran alegría fui a la relojería, situada en la calle Uría, muy cerca del Cine Aramo y al lado del portal de entrada del Centro Asturiano.

El modelo DS superaba mi presupuesto. Pero de la misma marca había otro, también en acero pero cromado en oro, también automático y sumergible, y además con la corona de la cuerda oculta. La verdad es que incluso me gustaba más que el de la pecera. Lo compré. Hoy, más de cincuenta años después el reloj funciona perfectamente, lógicamente cuando lo pongo y su cromado permanece intacto. Cuando salía de la tienda le pregunté a Faustino si me podía bañar o duchar con el reloj puesto y me respondió: "mejor no, por si se afuega". Buen dinero gastado con aquella primera paga extraordinaria y buena idea la que tuvo mi madre.

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