"No me pidió ni me dijo nada, lo único que quería era llevarme fuera". Así relató ayer a LA NUEVA ESPAÑA Ana (nombre ficticio), vecina del Cristo de 53 años, lo que para ella fue un intento de secuestro en toda regla la noche del pasado miércoles en el portal del bloque donde vive. La mujer denunció al día siguiente en la Policía Nacional haber sido asaltada por la espalda, por un hombre de entre 30 o 40 años, cuando volvía de tirar la basura y que, tras un forcejeo, el hombre huyó ante el temor a ser descubierto por algún vecino.

Los hechos tuvieron lugar en torno a las diez y media de la noche en la calle Víctor Sáenz. La mujer volvió a casa en autobús tras finalizar su jornada laboral como limpiadora del HUCA. Subió al piso y tras dejar el bolso le dijo a su marido que iba a bajar la basura. Este se ofreció a hacerlo, pero ella insistió al estar todavía vestida y finalmente bajó.

A la salida del portal, siempre según su relato, vio en la calle parado a un hombre con una sudadera negra y la capucha puesta, pero no le dio importancia. Una vez depositada la bolsa con basura junto a los cubos de la calle procedió a volver a su vivienda. La mujer entró en el portal y tras dar un par de pasos notó cómo alguien la agarraba desde atrás por el pelo. "No habló una palabra y se limitó a intentar arrastrarme", relata.

En ese momento, se inició un forcejeo. "Empecé a chillar, trató de taparme la boca, pero di un manotazo y sólo acertó a tirarme las gafas en mitad del portal", cuenta. Seguidamente, la mujer se revolvió y entre tiras y aflojas sus llaves salieron despedidas hasta el fondo del pasillo y las luces empezaron a encenderse. "Supongo que las detectó el sensor o algo", explica. El asaltante entró en cólera. "De repente, me cogió con más fuerza y después me empujó contra una columna provocándome un fuerte golpe", cuenta la asaltada. Recuerda que el impacto la dejó aturdida y cuando se dio la vuelta el agresor "un chico bastante alto" ya no estaba, ni tampoco una furgoneta que había visto aparcada delante del portal. Más tarde se percató de que tenía una contusión en una muñeca en la que echó en falta una pulsera. "Imagino que me la arrancó en el tira y afloja", explica.

Tras zafarse del hombre sacó fuerzas para llamar al telefonillo a su marido, que bajó a buscarla, aunque antes ya había salido otro vecino a auxiliarla. Al día siguiente acudió a comisaría a denunciar los hechos. "Jamás pensé que me ocurriría algo así", comenta sobre un suceso que la Policía Nacional está tratando de esclarecer.