Lo primero que hizo Arsenio Álvarez al entrar en la vivienda afectada por el fuego fue intentar despertar a todos sus ocupantes cuanto antes: "¡Todos fuera de casa, se está quemando", gritó el hombre para alertarlos. Después entró en el piso y se dio cuenta de que los familiares de Gonzalo Montoya tardaban en reaccionar, pero actuó con decisión. "Lo primero que hice fue coger de la mano al niño de cuatro años y sacarlo cuanto antes. Una vez que estaba fuera volví a entrar hacia el portal y ya vi que el resto de ocupantes de la casa estaban saliendo por su propio pie", explicaba el héroe, ya más tranquilo, mientras seguía trabajando en la carnicería.

El carnicero asegura que no pensó en el peligro al que se exponía en ningún momento. "Lo primero que piensas es en los críos. En cuanto vi que había humo intenté hacer todo lo posible por ayudarlos. En mi lugar cualquiera hubiese actuado así", afirma Arsenio Álvarez. "Cuando entré en la casa no se respiraba, pudo haber pasado algo muy gordo", repetía el carnicero.

Su compañero David González también tuvo un papel decisivo para evitar la tragedia. Él fue quien avisó al resto de los vecinos del bloque para que saliesen de sus casas ante el riesgo de propagación del fuego. "Tengo una hija pequeña y no me lo pensé, me puse en el papel de la familia. Como vi que Arsenio ya estaba dentro empecé a despertar a los propietarios del resto de casas", asegura. Ambos tienen una cosa muy clara: "No ha pasado nada en comparación con lo que podía haber sido".