"Procesionar es mostrar tanto a los creyentes como a los que no lo son la verdad de una vida entregada; una hermosa catequesis que puede remover entrañas". Así lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA el sacerdote avilesino Adolfo Mariño, abad del santuario de Covadonga, que este año ha sido el encargado de pregonar la Semana Santa de Oviedo.

El clérigo aclaró que las manifestaciones de fe en la calle "no suponen mirar para el pasado; las autoridades deben sentirse orgullosas de que Vetusta viva una religiosidad popular en estas fechas".

Mariño estuvo acompañado por Luis Manuel Alonso, hermano mayor de la Archicofradía del Santo Entierro y Nuestra Señora de los Dolores, y José Salinas Hernández, presidente de la Junta de Hermandades de Oviedo, quienes destacaron el carácter religioso de las celebraciones de la pasión de Cristo y también el carácter especial de este año, en el que Covadonga conmemora el triple aniversario de la coronación canónica de la Santina, un siglo de la declaración del parque nacional y el 1.200.º aniversario de la batalla de Pelayo. Mariño hizo referencia a las festividades destacando la unión espiritual que existe entre el real sitio, sede de la Virgen patrona de Asturias, y la catedral de Oviedo, inicio primigenio del Camino de Santiago. El abad también animó a vivir la fe con naturalidad, sin esconderse. "En esta sociedad secularizada se pretende ocultar a Dios y estorbamos porque la fe pone en evidencia las injusticias y los abusos de poder", añadió.

"La pasión y muerte de Jesús que viviremos dentro de unos días se dieron en él y en mucha más gente que padece las consecuencias del mundo de hoy, que desencantan enseguida a quienes los veneran", recalcó el sacerdote. Al final del acto, el trompetista Jesús Alberto Alonso Pacheco, director de la banda Unión Musical del Principado, y Mari Cruz Carlón, profesora de la Escuela de Municipal de Música, interpretaron unas marchas procesionales.