Pablo de Lillo ha decidido emerger a la superficie, dejar el subsuelo y salir a la vida real. Es la manera metafórica que tiene el artista de explicar su último proyecto. Hace cinco años que instaló su taller en un sótano del número 12 de la calle General Zuvillaga. Allí trabajaba e impartía sus talleres. Ahora ha subido las escaleras y se instala en el local superior, en la planta de la calle, un espacio que durante décadas ocupó una tienda de material agrícola y que a partir de ahora será un nuevo territorio para el arte en Oviedo. La inauguración tendrá lugar hoy desde la una de la tarde hasta las nueve de la noche.

Todo nace bajo una premisa que ha guiado la trayectoria de Pablo de Lillo. "El mayor peligro del artista es dormirse", sentencia. No le ocurre a este hombre nacido en Avilés, criado en Oviedo y que vende su obra fuera de España. "Porque cuando veo que me duermo hay algo dentro que me dice que tengo que cambiar". El cambio pasa de ser artista y profesor a ser también galerista y mediador, "a buscar nuevas dinámicas para el arte y para los artistas". De Lillo quiere "formar un hogar" en su nuevo espacio, "crear un clima de confianza entre el artista, el galerista y el cliente", aunque reconoce que se trata de "una ecuación difícil de resolver". Ese hogar tendrá 140 metros cuadrados y unos techos de 3,60 metros de alto, con lo que las posibilidades de exposición e intervención son enormes. Del sótano a un espacio blanco y lleno de luz en un lugar de Oviedo que hace de intercambiador. "A pocos metros está el Oviedo más clásico", la Plaza de América, "y al otro lado el Oviedo de los barrios", La Argañosa, explica el artista.

Hoy abrirá sus puertas con la intención de no ponerse nervioso "y seguir el instinto" para caminar por una senda que no le es desconocida. De Lillo se lanza a la aventura de un nuevo espacio pero lo hace con tres patas que lo sustentan, sus talleres de pintura, su propia obra y la posibilidad de presentar los trabajos de otros artistas. No se trata únicamente de una galería en la que se colgarán cuadros, se trata de un proyecto que "se asienta en la voluntad de crear puentes para el arte contemporáneo a través de la docencia y la pedagogía, por un lado, y la exposición y desarrollo de proyectos artísticos por otro".

Otra de las claves serán las relaciones de intercambio con artistas y galeristas nacionales e internacionales. Pablo de Lillo tiene galerista en Alemania, en una pequeña ciudad minera cerca de Colonia y esa galería en la que expone el asturiano pertenece a una red en la que se integran espacios alternativos en Berlín, en otros países europeos y en localidades norteamericanas como Boston. De Lillo participaba en ese gran circuito internacional moviendo su obra, "pero ahora", cuenta, "puedo ofrecer un espacio para proyectos de otros artistas o incluso ofrecer la participación en proyectos internacionales de artistas asturianos".

"Wonderland: los talleres de arte en estudiopablodelillo" será la exposición inaugural. Se trata de "una cuidada selección de obra, en su mayoría arte infantil, producida en el periodo de los cinco años de trayectoria docente" del artista.

De Lillo da un paso al frente y sale del subsuelo. "Ni me acomodo ni espero a que el de enfrente haga lo que debo hacer yo", mantiene. Lo hará con clama, "a mi manera", despacio pero con la intención de que el nuevo local sea punto de encuentro para los amantes del arte y para todo aquel que se quiera pasar a charlar y pasar el rato.