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Responden los voluntarios del Teléfono de la Esperanza de Asturias

Cómo preparar la llegada de un hermano a casa

Cuando el niño percibe que se avecinan cambios hay que hacerle partícipe de todo

Un cuarto infantil.

La llegada de un hermano es vivida con cierta inquietud por el niño, en especial si hasta ese momento era hijo único, sobre todo porque el mensaje que ha recibido siempre es que es el centro de las atenciones de papá y mamá, y ahora parece que llega "alguien" con quien compartirlas.

Lo primero que tenemos que entender es que los celos son respuestas emocionales y subjetivas comunes a todos los seres humanos a lo largo de nuestra existencia. Aparecerán en aquellos momentos en que nos surjan dudas acerca de si el intercambio de emociones con la otra persona es equitativo o correspondido. Ocurre que en ocasiones esos celos superan la barrera de lo adaptativo y llegan a niveles obsesivos, en ese momento nos enfrentamos a un problema.

Una vez que el niño ha recibido la "temida" noticia, empieza a percibir que se avecinan cambios y que no parece que sean para mejor pues va a perder la preciosa atención de sus papás en favor de un pequeño usurpador que anuncia su llegada. Ante eso hay que empezar a prepararse para la batalla y desplegar una serie de conductas que indiquen a sus progenitores que sigue aquí y que no lo va a poner fácil.

Dichas conductas o respuestas dependerán en gran medida del momento evolutivo en el que se encuentre e incluso de si hay mas hermanos, pero por lo general nos encontraremos con cambios de estado de ánimo sin que hallemos la causa del mismo; un incremento de agresividad o pasividad y sobre todo presencia de conducta regresivas, es decir, desaprende cosas que ya estaban instauradas en su acervo comportamental, como por ejemplo hacerse pis en la cama, o usar un lenguaje infantilizado.

Todo esto va acompañado en muchas ocasiones por un claro bajón en el rendimiento escolar y en la autonomía personal. Ante esta situación muchos padres unen a la ansiedad de la llegada de un nuevo miembro a la familia, la preocupación por esta nueva realidad. Pues bien, empecemos por darle carácter de normalidad a esta situación y no agobiarnos en exceso, ya que es una respuesta normal y temporal y que con unas sencillas pautas podremos minimizar notablemente.

Es muy aconsejable involucrar al niño en todos los preparativos previos, transmitiendo la idea de que el nuevo miembro no va a restar sino a sumar a la familia. Para ello usaremos ejemplos de otros amiguitos que han tenido hermanos, ya que eso le dará un marchamo importante de normalidad a su nueva situación.

También es necesario procurar que cuando haya contacto con familiares o amigos, los primeros saludos sean para él antes que para el nuevo "inquilino".

Además, resulta útil estar siempre alerta ante cualquier manifestación de celos, trayendo siempre a colación los privilegios que ostenta el hermano mayor como acostarse un poco mas tarde o sentarse con mamá mas tiempo a ver la tele.

En cualquier caso, si aparecen perretas o rabietas, es muy importante mantener la calma y no prestar les demasiada atención, retomando la actitud normal cuando se vuelva a instaurar el momento de calma. De ese modo reforzaremos positivamente la conducta de calma, y negativamente la conducta de rabieta.

Evidentemente estas actuaciones deben mantenerse de manera estable y constante. Veremos como mas pronto que tarde la calma y la tranquilidad vuelven a instaurarse en la familia.

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