Los pasos de la Hermandad y Cofradía de los Estudiantes son los únicos de la mitad norte de España que procesionan a costal. Los sufridos costaleros llevan el peso sobre la cerviz -la séptima vértebra cervical-, protegida por un paño enrollado, tronos de hasta 800 kilos de peso. Y lo hacen sólo cuarenta hermanos. Los costaleros suben a pulso el trono y una ovación los recompensa. Después dan los pasos trianeros, adelante y atrás, pero siempre progresando. Y la música comienza a sonar: "¡Oh, la saeta, el cantar al Cristo de los gitanos...!". Estamos en la procesión de la Madrugá, la más larga de la Semana Santa ovetense.

Pero antes, el Lunes Santo, en la procesión del Prendimiento, suben el paso por la cuesta de La Vega realizando una "chicotá", recorrido en el que los costaleros no pueden parar y que es de especial crudeza, sobre todo porque lo hacen a paso de legionario.

Y qué decir de llevar el paso de rodillas porque no puede pasar por debajo del arco del Ayuntamiento ni por el del Tránsito de Santa Bárbara. ¿Y todo esto por qué? Para el costalero sólo hay una respuesta: "¡Porque Dios lo quiere!".