El hombre acusado de intentar matar a otra persona en las fiestas de Pando del año pasado, concretamente el día 29 de julio, reconoció ayer los hechos durante la vista celebrada en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial y llegó a un acuerdo con el fiscal para rebajar su pena a la mitad. El ministerio público solicitaba inicialmente una condena de seis años de prisión por homicidio en grado de tentativa, pero el fiscal Joaquín de la Riva aceptó la atenuante de drogadicción y bajar la pena hasta los tres años de cárcel. El ministerio público tuvo en cuenta "la adicción a las drogas de abuso, que las consumió esa noche y que ese consumo disminuyó sus facultades volitivas cognitivas", según explicó durante la vista.

El acusado, que ya lleva ocho meses en prisión por estos hechos, tendrá que pagarle a la víctima una indemnización de 3.600 euros y correr con los gastos que supusieron las atenciones médicas que recibió el hombre al que rajó con una botella aquella noche de fiesta. Además, tampoco podrá acercarse al domicilio de la víctima, ni a su lugar de trabajo y tampoco a los lugares de ocio frecuentados por él a menos de 300 metros y durante cinco años (la petición que figuraba en el escrito inicial del ministerio público era de 7 años).

El fiscal sostiene que, sobre la una de la madrugada del 29 de julio de 2017, la víctima se encontraba "junto a otras dos personas más y la novia de uno de ellos" en las fiestas de Pando. En esa misma fiesta también estaba el procesado, que según el escrito de la Fiscalía inició una discusión con uno de los acompañantes de la víctima. Siempre según la versión del fiscal, la víctima habría intervenido "para calmar la situación". Cuando la víctima y sus amigos se marchaban de la fiesta, el procesado, tras romper una botella de cerveza de cristal que tenía en la mano, se la clavó al afectado y le produjo un corte "desde la oreja al cuello".

Como consecuencia de la agresión, la víctima, que tiene 37 años, sufrió una herida para cuya curación precisó de tratamiento con sutura (13 puntos de poliamida y vendaje compresivo). La herida está en una zona vital. La víctima tardó en curar 45 días y le quedaron como secuelas una cicatriz de unos 10 centímetros. El condenado tendrá que pagarle de 900 euros por los días impeditivos, 900 por los días de curación y otros 1.800 euros por las secuelas que le han quedado después de recibir el ataque.