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Tres en la carretera

Pablo Moro, Alfredo González e Ivo Pérez, de "Muñeco Vudú", vuelven a la escena tras un parón desde sus últimos discos

Por la izquierda, Alfredo González, Pablo Moro e Ivo Pérez, en La Salvaje. MIKI LÓPEZ

Pablo Moro, Alfredo González e Ivo Pérez vuelven a la carga. Los tres son referencia musical en Asturias y los tres llevan tiempo sin grabar disco pero ahora han cargado las armas y están dispuestos a salir a la carretera y seguir llenando locales y salas, o no, tampoco les preocupa demasiado con tal de que puedan tocar, no perder dinero y si es posible ganar algo de vez en cuando.

LA NUEVA ESPAÑA reunió a los tres en La Salvaje, templo de la música en directo en Oviedo y en Asturias y espacio por el que se dejan caer los grupos independientes que hacen bolos en la ciudad.

Una conversación larga y a calzón quitado, con la misma cantidad de autocrítica por los errores del pasado que ilusión por lo que está por venir. Un análisis de su propia carrera pero también de la situación de la escena.

"Muñeco Vudú" espera sacar disco en unas semanas; Alfredo González antes de finales de año, y Pablo Moro está componiendo canciones.

El futuro se lo plantean sin mucho aspaviento. Alfredo González sólo quiere que su disco, el sexto de su carrera, le de para pagar el séptimo "y poder seguir tocando. Ivo Pérez espera "poder tocar y salir de Asturias en la furgoneta". Pablo Moro, el único que es padre, solo tiene un aspiración en la vida "que mis hijas no se arrepientan de su padre y que les gusten mis canciones".

Nunca han dejado de tocar aunque en los últimos cinco años no lo han hecho con la intensidad que lo hicieron los cinco años anteriores así que no están desengrasados y tienen la fuerza y las ganas para volver a meterse cientos de kilómetros entre pecho y espalda. Han madurado pero siguen con ese punto a medio camino entre la inocencia y el macarrismo que les lleva a transformarse en cuanto se suben a un escenario. Y lo volverán a hacer, pronto, para deleite de aquellos a quienes les gusta la música hecha desde el sentimiento, la razón, el talento y la pasión.

Siempre han trabajado así, con ganas, pero su última experiencia no fue todo lo buena que esperaban y eso les llevó a tomarse un tiempo. Pablo Moro se dedicó de lleno a otros proyectos como su empresa "En la punta de la lengua", Alfredo González ejerció de profesor e Ivo Pérez, líder de "Muñeco Vudú", se retiró al campo y montó una plantación de frutos rojos.

El primero en echarse la culpa es Alfredo González, "con mi anterior disco no puse toda la voluntad y aún así quise entrar en un mundo que no me hizo ni caso". "La paciencia del faquir" era un trabajo más eléctrico de lo que sus seguidores esperaban, "parece que soy cantautor", resume. Pablo Moro recoge el guante, "con los años me echo más la culpa a mi mismo", pero también abre la puerta a "muchos factores" que te pueden hacer triunfar o caer en el olvido y que son "imposibles de manejar". Ivo y su grupo, "Muñeco Vudú", hizo 150 conciertos con su primer disco "y con el segundo nos quedamos en seis o siete bolos". Aunque ese segundo disco, "La cosecha", es para muchos, incluidos Alfredo y Pablo, mejor que el primero de "Muñeco Vudú".

Los tres triunfaron, hicieron giras por España y conciertos en otros países, y poco a poco "una crisis discográfica brutal" y algunos errores propios y ajenos les hizo bajar el pistón. Ahora ya lo saben, es una gran experiencia acumulada y miran al futuro con muchísimas ganas, lo hacen con una actitud clara, "tengo unas ganas de tocar que me muero y lo haré pensando a ver cuánta pasta no palmo", resume González.

Moro introduce en ese momento, el económico, los programas como Operación Triunfo "en los que no se ve la realidad del oficio". La realidad del oficio está también en los grupos de versiones como "Pequeño club imposible", una banda de versiones que crearon los tres y de la que después de desgajó González. Y también las orquestas, "que te obligan a saberte 300 canciones de muchísimos estilos, algo muy difícil", apunta González.

Quieren tocar y lo harán allí donde los dejen. Rompen una lanza por los bares que programan música en directo y no olvidan pedir que cambie la ley en Asturias.

Tienen ganas de carretera y de ruido, de cargar con guitarras y amplis, y bienvenidas sean.

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