Yolanda Vivero iluminó la plaza de Porlier ayer por la noche con sus metacrilatos pintados para lograr un efecto similar al de la luz cuando atraviesa las vidrieras de una catedral. Ana Quirós, su compañera en la Escuela Municipal de Artes Plásticas, que dirige Taller 3, utilizo los espejos para multiplicar su obra, con botellas llenas de objetos con un especial significado para ella. Luces y espejos fueron dos de los protagonistas de la quinta edición del proyecto "Luciérnaga", anoche en Porlier. La efímera intervención artística -solo se vio ayer durante un par de horas- empieza a ser familiar para los ciudadanos, que ayer caminaron entre las obras de arte, las contemplaron y conversaron con los autores, todos alumnos de Taller 3.

Beatriz Gutiérrez, la profesora que está al frente de esta iniciativa, una de las más singulares de las que se desarrollan cada curso, explicó que este año la intervención tiene carácter antológico. Junto a la obra nueva, con los espejos como elemento primordial, se expusieron a pie de calle obras de anteriores ediciones. Así se pudieron ver las obras iluminadas con sencillez del primer año, los juegos espaciales del segundo, los tubos iluminados colgados de los árboles de la tercera edición y las burbujas de luz, creadas con dos ensaladeras transparentes, de 2017.

Berta García también estuvo ayer en Porlier, con una colección de cuadros de pequeñas dimensiones y realizados en técnica mixta. Lleva asistiendo a clases en la Escuela Municipal de Artes Plásticas durante los últimos cuatro años y es testigo de cómo ha ido consolidándose el proyecto "Luciérnaga". Califica la formación que imparte el centro de extraordinaria. David Haya ha participado en las cinco ediciones de "Luciérnaga" y a la de ayer aportó un montaje con un espejo, una silueta y una linterna para proyectarla sobre una tabla.

En total ayer en Porlier se exhibieron unas cincuenta obras de arte. Las concejalas Mercedes González y Andrea Álvarez, de Somos, se acercaron hasta la plaza.