La ovetense Anabel Montes confía en salir pronto en el "Open Arms", el barco con el que ella y sus compañeros de la organización Proactiva Open Arms navegan por el Mediterráneo rescatando a quienes intentan alcanzar Europa huyendo de la guerra o de la miseria. El lunes que viene acaba el plazo en el que el juez de Ragusa, al sur de Italia, debe decidir si el barco, ahora en el cercano puerto de Pozzallo, sigue retenido y si hay motivos para acusar a la tripulación de tráfico ilegal de personas. Montes espera el dictamen en Badalona, donde vive, convencida de que la razón está de su parte, humanitaria y legalmente, y asegura estar "deseando volver" a navegar. "Lo que he visto en el mar me quema por dentro", confiesa.
Anabel Montes, que antes de embarcarse en el "Open Arms" había trabajado como socorrista en Xagó y La Griega, niega las acusaciones de connivencia con las mafias y sostiene que eso es algo que "ofende profundamente" a su organización. "Estamos en el mar y las mafias trabajan en tierra. Vemos las pateras cuando están en aguas internacionales".
Anabel Montes lleva embarcada en el Open Arms desde diciembre de 2015 y afirma que el cerco a los barcos que rescatan inmigrantes en alta mar se estrechó a partir del verano pasado, con la connivencia de los guardacostas libios que son los que "hacen el trabajo sucio"; eso incluye secuestros de barcos y amenazas de muerte, según Montes.
La activista asturiana está convencida de que el flujo migratorio a través del Mediterráneo no va a cesar. "Que nosotros estemos en el mar no va a cambiar nada; no van a salir más ni menos", afirma. Su misión es simplemente evitar que se hundan en el mar y llevarlos a tierra. Y ser testigos de lo que esta sucediendo: "Si nadie lo ve es como si no existe".
